El 2021 de Carolina Panthers fue, en una sola palabra, decepcionante. El equipo estaba llamado a dar un paso adelante luego de un año 2020 con aspectos rescatables (5-11 en el récord), y luego de un arranque 3-0 parecía que los dirigidos por Matt Rhule se encaminaban en la dirección correcta. Pero no fue así: a partir de allí ganaron sólo dos partidos de 14 posibles y terminaron la temporada hundidos en el fondo de la NFC Sur, incluso dos victorias por debajo de un equipo a priori más débil como Atlanta Falcons.
Lo cierto es que los principales problemas se dieron en la ofensiva. Sam Darnold tuvo un comienzo que hacía presagiar que encontraría una mejor versión que en Jets, pero su nivel decayó, sufrió por las lesiones e incluso terminó con el peor TD-INT ratio de su carrera. Mientras el ex New York era baja y P.J. Walker demostraba que tampoco era la solución, volvió un viejo conocido: Cam Newton llegó al equipo más como una inyección anímica que como una alternativa de confianza para ejercer los controles de la ofensiva. Tuvo dos buenos partidos, pero eventualmente terminó exhibiendo sus debilidades en el juego aéreo, que no son cosa de ahora. Eso sí, tampoco sería justo echarle culpas solamente a los mariscales: la línea ofensiva no fue de fiar, Christian McCaffrey volvió a perderse muchos partidos por lesión y entre toda la vorágine de malos resultados y rendimientos el OC Joe Brady fue despedido de su cargo.
Carolina ahora enfrenta un draft importante de cara al futuro. Este año, hay muchas posibilidades y combinaciones que se pueden dar en los primeros picks y lo que finalmente suceda impactará bastante cuando sea el turno de Panthers con la sexta elección. Lo cierto es que el pick de primera ronda tiene mucho valor por razones obvias, pero más aún si se tiene en cuenta que la franquicia no volverá a elegir hasta la cuarta ronda. Igualmente, esto es así sólo en la previa: podrían obtener alguna compensación si hacen un trade down en caso de que quieran apostar por un QB y los que queden disponibles no valgan la pena un pick 6, como sucede con la mayoría de esta clase.
Que Carolina está en busca de un mariscal, dado lo explicado más arriba, no es un secreto para nadie. La mala fortuna es que en el Draft 2022 no tendrán opciones de sobra o por lo menos que valgan la pena un pick tan alto. Quizás la excepción a esto es Malik Willis, el QB de Liberty que tiene condiciones como para lastimar tanto por tierra como por aire con su potente brazo. Si Lions no se lo lleva con la segunda elección -algo que en principio es improbable-, no sería insensato que se lo lleven con esperanzas de que se convierta en el próximo mariscal franquicia. La única posibilidad que parece haber de que Panthers se lleve a otro mariscal es si Willis no está disponible y aceptan un trade down que les ofrezca algún otro pick a cambio.
Lo cierto que la opción de ir a por un QB con el primer pick no es la única ni quizás la mejor en el draft de este año: la clase 2022 tiene más de un OT de puede impactar inmediatamente tanto en el juego terrestre como de pase. Si a esto se le suma que la OL de Carolina no viene dando garantías, entonces selecciones como la de Charles Cross, Evan Neal o Ikem Ekwonu van a ser correctas y uno o más de uno debería estar disponible cuando sea el momento de elegir. Esto, sumado a las adiciones de Bradley Bozeman y Austin Corbett en la agencia libre, debería traer una considerable mejora al departamento.
En defensa, a más de una posición, en las tres zonas de la cancha, le vendría bien agregar profundidad. Lo más probable es que ataquen estos puestos en rondas bajas, donde elegir un DT o un S no sería mala opción, por ejemplo. Pero el puesto de LB tiene mucho valor y pese a que han hecho fichajes para agregar profundidad a un puesto que perdió a Haason Reddick, un apoyador que a futuro pueda convertirse en una pieza sólida del depth chart es algo más que razonable.
Redactor y editor de la página web de No Huddle. Cubre la NFL desde 2021. Especialista en San Francisco 49ers.