Si hubiera que resumir la última temporada de Buffalo en una sola palabra, quizás agridulce sea el término que se nos viene a la cabeza. Los Bills venían de establecerse como uno de los equipos a vencer en el 2020 con un récord de 13-3, el segundo mejor de la liga, antes de caer eliminados con los Kansas City Chiefs. El equipo de Sean McDermott confirmó su dominio en la AFC Este, aunque no pudo repetir la marca del año anterior y terminó con 11-6 (recordemos que el año pasado se instituyeron las temporadas de 17 juegos).
El camino de Buffalo presentó algunos baches durante la temporada regular. La defensa fue la mejor de la liga en cuanto a puntos permitidos, aun cuando sufrieron la baja de su principal cornerback, Tre’Davious White, por una rotura de ligamentos. No obstante, la potente ofensiva, al mando del mariscal Josh Allen, no pudo evitar mostrar problemas de inconsistencia durante un trecho considerable; eso provocó que el equipo, tras ganar cuatro de los cinco partidos iniciales, procediera a perder cinco de los siguientes ocho juegos (incluido uno contra Jacksonville, que seguramente desean dejar atrás lo antes posible), antes de remontar y cerrar el año con cuatro victorias al hilo. Y si bien consiguieron un aplastante triunfo contra los Patriots en la ronda de comodín, tras uno de los duelos ofensivos más emocionantes que hayamos visto en los últimos años, los Chiefs actuaron nuevamente como verdugos y les propinaron la derrota más dolorosa de la campaña (más si consideramos la actuación casi heroica de Allen y del receptor Gabriel Davis).
De cara a esta temporada, McDermott sabe que el margen de error para ganar el hasta ahora escurridizo anillo se va achicando. El inesperado ascenso de Cincinnati a la cima de la AFC suma un rival más que peligroso en sus aspiraciones por hacerse del trofeo Lombardi, junto a los ya establecidos Chiefs y Titans. Y tampoco pueden descuidar el frente en la división, en donde la lucha promete ser más intensa que nunca. Buffalo empezó a trabajar con las contrataciones de Von Miller, Rodger Saffold, O.J. Howard, David Quessenberry y Duke Johnson, entre otros, para nutrir al plantel. Y ahora les toca buscar talento nuevo a través del Draft.
Necesidades del equipo: CB, S, OL
El roster de los Bills es bastante sólido, y no tienen ninguna posición con serias debilidades. Sin embargo, tienen que pensar en el futuro próximo. Aunque no se ignora que hay varias posiciones a las que un refuerzo no vendría mal (especialmente en el ataque), nos enfocaremos en las tres consideradas más prioritarias.
La necesidad más importante está en la posición de cornerback. White se lesionó ya entrada la temporada pasada, de modo que aún es una incógnita saber si volverá a tiempo (y si podrá recuperar el brillante nivel que ha demostrado). Levi Wallace supo estar a la altura y su buen nivel fue recompensado con un contrato por parte de los Steelers. Taron Johnson podría cubrir el hueco como CB2, pero la falta de profundidad le impone al GM Brandon Beane la necesidad de considerar un refuerzo para la posición. Algunas opciones que pueden considerar aquí son Andrew Booth (Clemson), Kaiir Elam (Florida) y Trent McDuffie (Washington).
En principio, los Bills tienen en Micah Hyde y Jordan Poyer a una de las mejores duplas de safeties en toda la liga. No obstante, hay ciertos inconvenientes con Poyer, quien no se presentó a los entrenamientos voluntarios. Se sabe que el jugador, elegido al primer equipo All-Pro en 2021, está en su último año de contrato y busca una extensión lucrativa. Hyde, en cambio, será agente libre recién después de la temporada de 2023. Lo que también es cierto es que ambos jugadores tienen ya más de 30 años, lo que podría llevar a que uno de ellos o ambos no permanezcan en el equipo de Nueva York en el futuro próximo. Dadas esas circunstancias, pensar en un jugador en la posición para complementar o, eventualmente, reemplazar a Hyde o Poyer, es una movida que puede anticipar futuros inconvenientes. Un jugador que ha salido mencionado como posible candidato en varios mock drafts es Daxton Hill, el defensive back de Michigan que, por su versatilidad, puede actuar tanto de cornerback como de safety.
Pese a que también hay cierta falta de profundidad en el cuerpo de linebackers, la prioridad se la lleva la línea ofensiva (si no me creen, pregúntenle a Andy Reid y a Patrick Mahomes después del Super Bowl LV), que fue uno de los puntos más flojos de los Bills el año pasado y que contribuyó en cierta medida al trecho irregular del equipo a mitad de temporada. Spencer Brown fue una agradable sorpresa que ayuda a mantener estabilidad en la línea, y el equipo consiguió extender al centro Mitch Morse y al guardia Ryan Bates, además de contratar a Saffold y Quessenberry. No obstante, el vínculo de Saffold y Quessenberry es de apenas un año, de modo que aparecen, al menos de momento, como soluciones temporarias. Todo dependerá de cómo jueguen esta temporada y de si es posible retenerlos de acuerdo al tope salarial del equipo, pero dado que hablamos de la linea ofensiva, nunca es sobreabundante conseguir prospectos en el Draft y desarrollarlos para obtener una alineación consistente. Es muy poco probable que con la selección 25 Beane vaya a buscar a Evan Neal (Alabama) o a Charles Cross (Mississippi State), quienes están proyectados para salir en el top 10; Trevor Penning (Northern Iowa) se perfila como una opción más asequible. Y si buscan ayuda inmediata hacia el interior de la línea, un jugador de impacto casi inmediato es Zion Johnson (Boston College), mientras que otra opción para las rondas medias/bajas es Cade Mays, el versátil liniero de Tennessee, que tiene experiencia jugando en todas las posiciones de la línea.
Desde hace algunos años me podés encontrar en NFL Argentina en Twitter comentando partidos, y ahora me sumo a No Huddle para aportar mi granito de arena y ayudar a convertirlo en el medio líder en el deporte. Me volví aficionado al fútbol americano por casualidad, cuando me topé con el Super Bowl XLVI mientras hacía zapping una noche de verano. Tras aquel partido, comencé a seguir a los Patriots, a quienes les tuve simpatía porque perdieron en esa oportunidad. Pensé que era una buena opción, hasta que poco después me enteré que eran los más ganadores del momento... terminó siendo una gran decisión.
