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Aterriza en Arizona un cuerpo técnico rejuvenecido y completamente irreconocible de la temporada anterior. Nuevo Head Coach, nuevo GM, nuevo cuerpo de coordinadores y, sin embargo, la controversia e incógnita que plagó a los Cardinals la temporada anterior no se ha calmado. Todo comenzó la offseason anterior, con la renovación del contrato de Kyler Murray y la suspensión de Deandre Hopkins. Las turbulencias continuaron durante la temporada, con desastrozas actuaciones del equipo, flojo desempeño de los entrenadores y de la administración. Todo esto culminó en un espantoso récord de 4-13 para teminar la temporada, sin mencionar la lesión ligamentaria a K1, el despido del cuerpo técnico y, estas últimas semanas nos hemos enterado que algunos jugadores preferirían estar en otro equipo (si a mí me hicieran pagar la comida en el establecimiento me sentiría de la misma forma).
En la offseason los cardinals hicieron mucho y poco a la vez, renovaron el cuerpo técnico con la adquisición del genio defensivo de Jonathan Gannon supcampeón con los Philadelphia Eagles, Drew Petzing, ex-coach de QBs de Cleveland, y Nick Rallis, ex-coach de LBs de Phillly. Trajeron a Kyzir White, a quien conocen desde hace años. Sin embargo, para ser un plantel con varios agujeros, dejaron ir tanto a Byron Murphy como al potente y prometedor Zach Allen en la agencia libre. No sólo Budda Baker, capitán del equipo, pidió ser enviado a otra ciudad, Hopkins que tiene las mismas intenciones, sino que también JJ Watt se retiró, por lo que el equipo ha sufrido constantes bajas. Por ello es que los rumores de rebuild no cesarán en el corto plazo.
Por suerte es hora del Draft 2023, y los Cardinals tienen el tercer pick de la primera ronda, un pick del que definitivamente querrían sacarse de encima a cambio de un botín de seleccones (ya sea de 2023 o de 2024). Esto más aun teniendo en cuenta la revelación de que si Bryce Young no está disponible en el puesto 2 los Texans preferirían elegir a Will Anderson Jr., el que para muchos (incluido su servidor) es el mejor jugador general de esta clase.
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El plantel de los Arizona Cardinals es el equivalente a un rallador, agujeros en todos lados, excepto las posiciones de TEs y LBs. Esto se ha visto amplificado con los retiros y las pérdidas debido a la agencia libre de Watt, Hudson, Allen, Murphy, y la inminente salida de Hopkins. Con tantas opciones, es fácil concluir que una filosofía de BPA (Best Player Available) sería la ideal para el equipo.
La línea defensiva de los Cardinals está liderada por Dennis Gardeck, Cameron Thomas, Leki Fotu y Kevin Strong. Es comprensible que sea la necesidad N°1, si bien Thomas disfrutó de una decente temporada como novato, pero claramente necesitará más ayuda si el equipo quiere desarrollar su potencial al máximo. Strong y Fotu son buenas piezas para un elenco de rotación, sin embargo, definitivamente necesitarán ayuda a la hora de detener la carrera.
El elenco de CBs lleva siendo una debilidad por años, y la salida de Murphy dejó un vacío aun mayor. El progreso de Marco Wilson es una montaña rusa, Rashad Fenton, adquirido en agencia libre puede ser un atractivo CB3, inclusive CB2. Antonio Hamlton y Kris Boyd no son más que veloces piezas de recambio en caso de lesión. La línea ofensiva es otra urgente necesidad, DJ Humphries ha mostrado indicios de regresión, Kelvin Beachum no se está haciendo más joven, no hay un centro natural en el roster y, Josh Jones y Will Hernandez no son los más fiables en cuanto a consistencia.
Se unió a No Huddle en 2022. Es recolector de datos para Pro Football Focus (PFF). Sigue la NFL desde el 2013.
