Con un ímpetu digno de envidia para algunos, los Washington Commanders irrumpieron en la escena previa a la temporada con un mensaje claro para la liga: están listos para competir. La apuesta en el nuevo head coach, Dan Quinn, y el coordinador ofensivo, Kliff Kingsbury, se hizo patente en una agencia libre repleta de movimientos. No contentos con ser el equipo que más jugadores aseguró, aún conservan nueve selecciones en el Draft, seis de ellas entre las primeras 100.
19 fueron las nuevas incorporaciones, la mayor cantidad para una franquicia, y prácticamente una por cada posición clave. Sin embargo, aún quedan huecos por llenar, especialmente en la ofensiva. En un probable guiño a Quinn, la defensiva fue el punto de atención en estos últimos meses. Con nombres familiares de los Dallas Cowboys como Dante Fowler Jr. y Dorance Armstrong, este equipo dejó claro que no estaba dispuesto a conformarse. Además, reforzaron los linebackers con la renovación de la dupla titular, incluyendo al veterano Bobby Wagner, y sumaron talento en la cobertura profunda con la adquisición de Jeremy Chinn. Del lado ofensivo, se destaca principalmente la firma de Austin Ekeler, ex Los Angeles Chargers.
Pero la atención no se desvió por completo de la ofensiva. Aunque se enfocaron en consolidar una línea ofensiva experimentada, aún el capital de Draft disponible les da la flexibilidad necesaria para tomar las decisiones correctas y asegurar un futuro que ilusiona. Con el impulso adecuado y las piezas adecuadas, los Washington Commanders están listos para ser la sorpresa en la próxima temporada de la NFL.
Independientemente del abultado número de incorporaciones durante el periodo de agencia libre, tanto propios como extraños, aguardan la confirmación de un nombre en particular. Este nombre, posiblemente el más trascendental desde la selección de Robert Griffin III, marca el comienzo del Draft para la franquicia. Bajo este escenario, se hacen evidentes las necesidades imperiosas que deben ser atendidas para sentar las bases de un roster sólido.
Desde la partida de Kirk Cousins al final de la temporada 2017, la franquicia experimentó con múltiples nombres que, desafortunadamente, no han logrado consolidarse en la posición. Solo tres de ellos, Sam Howell, Taylor Heinicke y Alex Smith, han logrado disputar más de 16 encuentros. Es evidente que la búsqueda de un mariscal de campo confiable sigue siendo una prioridad sin resolver para la franquicia y con la segunda selección en el Draft, se presenta la mejor oportunidad para seleccionar al próximo líder de la ofensiva.
Ningún otro mariscal de campo fue capturado tantas veces la temporada pasada como Sam Howell. Aunque la franquicia ha invertido en experiencia en todo el equipo, aún queda por resolver quién será el encargado de proteger el extremo izquierdo de la línea. En este sentido, la necesidad de alternativas es imperativa. Los Commanders no pueden permitirse cometer los mismos errores que ocurrieron con el mariscal de campo de North Carolina.
El desempeño del pass rush de los Commanders fue uno de los puntos más bajos de la temporada pasada, tanto que Montez Sweat y Chase Young solo necesitaron jugar media temporada para convertirse en los líderes en capturas, con solo ocho y seis respectivamente. Hoy en día, ambos jugadores ya no forman parte del equipo. A pesar de las llegadas de Dante Fowler Jr., Dorance Armstrong y Clelin Ferrell, parece que estas adiciones no son suficientes a largo plazo. Si el entrenador Quinn tiene la visión de una defensiva agresiva, será necesario buscar nuevos nombres explosivos en la línea defensiva
Actuario. Analista de Datos. Especialista de Safeties en Guia No Huddle 2023.