El 22 de diciembre del año pasado la universidad de Florida State denunció en una corte del Condado Leon en Tallahassee, Florida, a la Atlantic Coast Conference (ACC) con el objetivo de nulificar la cesión de derechos y la tasa de salida y poder así retirarse de la conferencia. Al hacerlo, la universidad alegó "mala gestión fiduciaria crónica y mala fe" por parte de la ACC en el manejo de sus acuerdos por derechos multimedia y por limitar las ganancias financieras de sus miembros. Preventivamente, la conferencia denunció a Florida State el día anterior en el Condado Mecklenburg de North Carolina y desde entonces libran una batalla legal donde todavía no se vislumbra una línea final. Escriben así entonces el más reciente capítulo en la tumultuosa historia de realineamientos que aqueja a la NCAA, que recibió ahora una actualización.
Lo cierto es que todos los miembros de la ACC se encuentran atados por un contrato que firmaron con ESPN en 2016, a partir del cual le cedieron sus derechos televisivos a la cadena hasta 2036. Por ese contrato cada universidad de la conferencia recibe anualmente U$D 30 millones de dólares por sus partidos de football, cifra que palidece ante los casi U$D 70 millones de dólares que perciben por año los integrantes de la Big Ten. Además, fue principalmente el formar parte de esta conferencia lo que le costó a Florida State la clasificación al College Football Playoff, convirtiéndose así en el único campeón invicto de una conferencia del "Power-5" en no acceder a esa competición. Es, principalmente, por estas dos razones que los Seminoles buscan mudarse de conferencia.
Para la ACC, sin embargo, Florida State es probablemente su miembro de mayor importancia en cuanto a reconocimiento de marca y año tras año se compara únicamente con Clemson en cuanto a métricas clave como ingresos generados y asistencia de sus fanáticos al estadio. Por lo tanto, perderlos seguramente implicaría el comienzo del fin para la conferencia, dado que los ya mencionados Tigers, junto con los North Carolina Tar Heels y los Miami Hurricanes, siguen de cerca los pasos de los Seminoles y se espera que vayan con ellos hacia la puerta de salida, una vez que Florida State la encuentre.
En su más reciente -y muy extensa- presentación en el juzgado de Tallahassee, la ACC argumentó -entre otras cosas- que el caso no debería proceder en Florida sino en North Carolina. Sin embargo, lo más destacable del texto fue su reconocimiento de que Florida State tiene el derecho de comprar de vuelta sus derechos televisivos, y cancelar entonces la cesión vigente hasta 2036. Con esto hay, sin embargo, un pequeño problema: el monto a abonar por parte de la universidad rondaría los U$D 550 millones de dólares, una cifra que de más está decir que la universidad nunca podrá pagar.
Por lo tanto, el proceso se prolongará aún más y se espera que se resuelva a través de una mediación. Lo más probable es que ninguna de las partes quiera llevar esto a juicio porque eso podría resultar en un fallo catastrófico para la parte perdedora: ya sea que el contrato por la cesión de derechos es plenamente ejercible y Florida State debe pagar el monto total de U$D 550 millones; o que el mismo no es aplicable, o es "demasiado punitivo", ante lo cual Florida State podría abandonar la conferencia prácticamente gratis, lo cual significaría la muerte prácticamente inmediata de la ACC. Algunos expertos estiman el monto por el que se resolvería la mediación entre U$D 250 y 300 millones de dólares. Si Florida State quiere jugar en otra conferencia en 2025, deben retirarse de la ACC para el 30 de junio de este año.
Técnico superior en Periodismo con Orientación en Deportes. Cubre la NFL desde 2020. Director Periodístico de No Huddle, el medio más grande de fútbol americano en Sudamérica. Conduce "Diario de College" y "El Cuarto Cuarto" y es editor de la página web.