Habiéndose disputado la mayoría de los encuentros de la Semana 16 (queda pendiente el choque de Monday Night entre Patriots y Bills), en No Huddle te traemos aquellos equipos que para nosotros fueron los grandes ganadores de esta jornada.
Si alguien dudaba de los Saints luego de esas dos derrotas consecutivas, la actuación de los de Sean Payton llegó para callar un par de bocas: destruyeron a Minnesota (52-33) con una jornada histórica de Alvin Kamara, quien corrió para 155 yardas y seis touchdowns y se aseguraron el cuarto título en fila de la NFC Sur. Además, como equipo totalizaron 264 yardas por tierra, la segunda marca más alta para New Orleans desde 1986, y no estuvieron forzados a despejar en ningún tramo de la noche. Con récord de 11-4, todavía tienen una pequeña chance de quedar como el sembrado #1 de la NFC, aunque deben esperar un tropiezo de Green Bay en la última semana de competencia.
Los Buccaneers le dieron a Detroit una de sus peores derrotas en la era moderna (47-7) con una de esas tardes en las que Tom Brady vuelve a ser aquel ser celestial bajado desde el séptimo cielo. El exmariscal de Bill Belichick completó 22 de 27 intentos de pase, logró 348 yardas y cuatro touchdowns en una primera mitad en la que su equipo se fue al descanso con una ventaja de 34-0. Nada mal, ¿no? Luego sería reemplazado por Blaine Gabbert para darle algo de descanso pensando en los playoffs, porque los Bucs le pusieron fin a la que era la segunda sequía de postemporada más larga en la NFL: 13 años tuvieron que pasar regresar a la pelea por un lugar en el Super Bowl, que justo en esta temporada se jugará en Tampa Bay.
¡Qué partidazo! ¡Qué final! ¡Gracias Brian Flores por haber puesto a Fitzmagic para el cierre! Al entrenador de segundo año de Miami no le tembló el pulso para sentar a Tua Tagovailoa, su jugador franquicia, en el último cuarto, para dejarle el lugar al barbudo veteranísimo de mil batallas, que otra vez no falló, le proveyó a los Dolphins de la chispa necesaria para seguir en partido (lideró tres drives que finalizarían en puntos) y, en la última, fue simplemente un acto de magia lo que logró hacer: comenzando en su propia yarda 25, con 19 segundos por jugarse, sin tiempos fuera y con un defensor colgándosele de la barra del casco, Fitzpatrick (perdón, Fitzmagic) completó un pase imposible para que Miami entrase en rango de gol de campo, que luego Jason Sanders terminaría convirtiendo para llevarse uno de los mejores finales que recuerde en los últimos años de NFL. Fue triunfo para los de Florida (26-25), que quedaron en las puertas de su primera clasificación a playoffs desde el 2016. No la tendrán tan fácil porque deberán vencer a los Bills en Buffalo, pero para este grupo no hay imposibles.
Tengo un papel que dice que soy periodista. Fui prensa, trabajé en diario Olé y me sumé a No Huddle como editor. De los Colts de Peyton.