Esta historia no hablará sobre el desenlace, todavía sin resolver, de la vida y carrera de uno de los mejores alas abiertas que se hayan visto en este siglo. Esta historia buscará, volviendo al principio, descubrir la chispa que encendió el tarro de pólvora que es la vida de Antonio Brown al día de hoy.
Todo comienza en 2004. Ben Roethlisberger es seleccionado por los Steelers de Pittsburgh en el puesto 11 de la primera ronda del Draft, y automáticamente se transformó en un jugador de impacto. En la Semana 3 tomó las riendas del equipo titular y estableció un récord de la NFL ganando los 14 primeros partidos de su carrera, llegando gracias a eso al Campeonato de la AFC.
Ganó el Super Bowl XL en su segundo año, transformándose en el primer mariscal de campo de la historia en levantar el trofeo Lombardi antes de cumplir 24 años. En las campañas siguientes, Big Ben rompió todos los récords importantes de su franquicia como mariscal, le otorgaron una extensión de contrato de nueve años y levantó otro Super Bowl, en 2009. Esto le dió un poder increíble en la ciudad de Pittsburgh y en los pasillos de Heinz Field. Big Ben se recibió de superestrella.
Llega el año 2010, cuando Antonio Brown, un receptor de una universidad pequeña como lo es Central Michigan, es seleccionado en la 6ta ronda del Draft por un equipo de Pittsburgh que buscaba renovar la posición y que ya había invertido una selección de ese Draft en un receptor, eligiendo también a Emmanuel Sanders en la tercera ronda. Después de todo, Santonio Holmes ya no estaba, Hines Ward se retiraba después de esa temporada, y Mike Wallace era la única verdadera amenaza por afuera.
Para su segunda temporada, Brown ya se había establecido como un fuera de serie. Junto a Wallace y Sanders formó uno de los tríos más temidos de la liga y gracias a eso recibió una lucrativa extensión de contrato por cinco años. Al no poder pagarle a los tres al mismo tiempo, Mike Wallace se fue de la ciudad acerera hacia el clima cálido de Miami y Emmanuel Sanders emigró hacia Denver, para sumarse a los Broncos.
Una vez solos en Pittsburgh, Big Ben y AB prendieron fuego la NFL. Tras la temporada 2016, Antonio Brown estableció los mejores números en cuatro años que se hayan visto en la historia de la liga: 481 recepciones (récord), 6.315 yardas y 43 TD. Ni Jerry Rice estuvo cerca de sus estadísticas, que señalan lo increíble que es Brown como talento generacional. Esa racha le valió otra extensión de cinco años, que lo establecería a partir del año 2017 como un Steeler de por vida, ¿no? No.
Los primeros partidos de ese año mostraron lo de siempre, a Brown liderando la liga en yardas (354), pero luego llegaría un duelo contra Baltimore en la Semana 4. En una jugada que podría haber roto el encuentro (el cual Pittsburgh terminaría dominando 22-6), Antonio se desmarcó por completo por el centro del campo, teniendo el camino allanado para un TD. Sin embargo, Big Ben miró hacia otro lado y tiró un pase incompleto a la válvula de escape. Brown perdió la razón y tiró una heladera de bebidas energéticas al suelo en el costado de la cancha.
Antonio Brown pierde la razón y destroza una heladera.
Roethlisberger habló sobre el incidente en el programa de radio en el que suele aparecer todas las semanas, culpó al pobre de AB, llamándolo una "distracción para los compañeros" y aclarando que no lo vió liberarse de la marca porque la lectura de la jugada era otra. Verán, gracias al poder que tiene en la franquicia, que Ben se ha sentido libre de airear consistentemente a lo largo de los años todos los secretos del vestuario de Pittsburgh, y eso ha hecho enojar muchísimo a varios de sus WR. Emmanuel Sanders, ya en los Broncos, contó más de una vez que ha hablado con Big Ben en el vestuario advirtiéndole que deje de hacer lo que estaba haciendo, como también Hines Ward criticó al QB estrella por su falta de liderazgo cuando hablaba en la radio.
Las cosas terminaron relativamente bien en 2017: Antonio Brown consiguió su quinta convocatoria consecutiva al All-Pro y los Steelers ganaron 13 partidos, dejándolos otra vez como campeones divisionales y en playoffs. Sin embargo, el año siguiente significaría un quiebre en la franquicia.
En 2018, con Roethlisberger mostrando señales de una caída en su juego y Le'Veon Bell tomándose un año sabático, la ventana de competencia para los Steelers se estaba achicando. Comenzaron la temporada sin poder ganarle a un equipo de Cleveland que había perdido 34 de sus últimos 35 partidos, así que la tensión se sentía en el aire para la fecha siguiente, cuando los Chiefs de Pat Mahomes visitaron Heinz Field.
Faltando unos pocos minutos, perdiendo por 12 puntos, los Steelers amenazaban con anotar. Antonio Brown quería que el ovoide vaya hacia él, pero en vez de eso Big Ben corrió hacia la esquina de la zona de anotación para un touchdown. Brown estaba furioso, no festejó con el resto del equipo y se fue a sentar a la banca. Los Steelers terminarían perdiendo ese partido.
VER: El touchdown de Roethlisberger que desató la furia de Antonio Brown
Una hora y media después del partido, llegó el tweet. Un exempleado de relaciones públicas de la franquicia escribió en la red social del pajarito que "AB debe agradecer que tiene a Big Ben, porque no tendría esos números en otro lado", a lo que Brown, con su sutileza característica, contestó "Cámbienme a otro equipo, averigüémoslo", demostrando por primera vez al público una señal de su descontento en la ciudad del acero.
Roethlisberger trató de aplacar la situación diciendo que Brown era "el mejor jugador del mundo" y atribuyendo las explosiones temperamentales del WR a un deseo implacable por ganar. El equipo, mientras tanto, mejoró bastante, y con una serie de seis victorias consecutivas, quedó con una ventaja cómoda siendo líder de la división en la previa de un partido muy importante en la Semana 12 contra Denver.
Perdiendo por siete puntos en el último cuarto, con 1:07 en el reloj, los Steelers estaban en la línea de goal de Denver. En 3ra y Goal, Roethlisberger miró a Brown y trató de hacerle llegar el balón, pero fue interceptado por un liniero defensivo de los Broncos, terminando el partido. Como es de costumbre, el mariscal fue a la radio, donde culpó directamente a Antonio Brown, diciendo entre otras cosas que "JuJu (Smith-Schuster) es confiable e inspira confianza" y que le deberían haber lanzado al antes mencionado JuJu cuatro veces seguidas. Brown no le dió importancia, diciendo que eran críticas constructivas, y que no lo tomaría personalmente. Por su parte, tras un entrenamiento, Big Ben reafirmó su postura, sentenciando: "Me gané el derecho de criticar a mis compañeros".
La intercepción de Roethlisberger que marcó la derrota frente a Denver.
Los Steelers se estaban cayendo a pedazos y se notaba en el campo de juego. Luego de la derrota en Denver, Pittsburgh perdió tres de los siguientes cuatro partidos, poniendo en riesgo la clasificación a playoffs que un mes atrás parecía una certeza. Para clasificar, ahora, necesitarían que se den varios resultados. Y el Miércoles previo a ese choque llegaría la tormenta que venía dando vueltas sobre la organización.
EL FINAL DE UNA RELACIÓN
James Jones, analista de NFL Network y excampeón de la NFL, dió una primicia que tenía a Big Ben hablando mal de Antonio Brown en las reuniones de la ofensiva. También, en esa historia, se comentó que en un entrenamiento Brown corrió la ruta equivocada y Roethlisberger tiró el ovoide al suelo, pidiendo que saquen a Brown y "pongan a alguien más". Brown tomó el balón y se lo tiró a Big Ben, yéndose del entrenamiento por completo.
El entrenador Mike Tomlin inventó una excusa tonta, diciendo que Brown se había ido por una lesión de rodilla, pero el daño estaba hecho. AB se ausentó al resto de los entrenamientos previos al partido más importante del año, y siendo quien es, llegó al día del juego con la expectativa de ser titular indiscutido. Cuando no lo fue, se retiró del estadio al cierre de la primera mitad.
Los Steelers se perdieron los playoffs y Big Ben hizo su segmento final en la radio en esa temporada, diciendo que Brown era un talento increíble y uno de sus mejores amigos en el plantel, pero que en este momento el ala abierta no le respondía los mensajes ni las llamadas.
Durante siete semanas, las cosas fueron hirviendo a fuego lento hasta llegar al punto de ebullición. Antonio Brown decidió darle "Like" en Twitter a dos tuits que afirmaban que Roethlisberger se salió con la suya en el caso de acoso sexual por el que lo investigaron en el año 2008. Si antes había pocas chances de una reunión y conciliación, ahora eran nulas. Pero Brown no paró ahí. Al día siguiente escribió en su cuenta de Twitter que Big Ben tenía "mentalidad de dueño", y que el poder que tenía le permitía maltratar a todo el mundo, incluyendo entrenadores. El GM de los Steelers, Kevin Colbert, le dió la derecha a Brown indirectamente, permitiendo esta actitud del QB y diciendo que Roethlisberger estaba "a cargo de 52 niños".
Le'Veon Bell, tras firmar su contrato con los Jets, se refirió a la situación diciendo que era difícil trabajar con Roethlisberger, ya que le habían otorgado demasiado poder desde la cúpula dirigencial de la franquicia, que esto le daba libertades que otros no tenían y eso lo hacía creerse más importante que el equipo. La última conmoción se dió con la presentación del episodio de The Shop (show de entrevistas producido por LeBron James), en el que Brown soltó un asalto verbal para el QB de los Steelers, diciendo entre otras cosas que su mentalidad de dueño lo hacía impermeable a las críticas.
Al día siguiente salió otra entrevista, esta vez en ESPN con Jeff Darlington, donde Brown habló en mayor detalle con respecto a su mala relación con Roethlisberger, alguien que si bien estaba acostumbrado a hacer públicas sus controversiales opiniones, se encontraba sorprendentemente callado sobre esta situación, quizás esperando a que todo se termine. Si era esa su estrategia, no iba a tener que esperar mucho. Una semana después, el deseo de Brown se hizo realidad, siendo cambiado a los Raiders.
Problemas evitables, que por lo general se solucionan puertas adentro, se airearon al público. Roethlisberger creía que Brown era demasiado temperamental y una amenaza directa a su dictatorial control del equipo. Brown, al mismo tiempo, percibía que los dos títulos de Big Ben lo hicieron un egomaníaco que le vivía faltando el respeto, abrazado al odio que le generaba ver que Roethlisberger era el preferido de la organización.
Las cosas se fueron de control increíblemente rápido cuando los obligaron a ser compañeros de equipo, y por esa razón el divorcio entre Brown y Roethlisberger se llevó consigo a una toda franquicia.
El resto es historia.
Periodista, analista y relator de Rosario, Argentina que cubre el football americano profesional y colegial en No Huddle, Mundo NFL, NFL GamePass y DAZN.