Se ha cerrado un nuevo año de competición en la NFL y llegó el momento de repasar cómo le ha ido a cada una de las franquicias en esta accidentada temporada.
La Conferencia Nacional tuvo grandes equipos esta temporada, pero también la NFC Este dio muestras de que a veces la diferencia entre algunas franquicias es demasiado para esta liga. Por tercera vez en la historia, y la segunda de esta conferencia, un equipo con récord negativo ingresará a los playoffs. Para eso ya habrá tiempo, ahora toca hablar sobre los equipos eliminados.
Uno de los pocos datos positivos que tuvo la temporada de los Vikings es sin dudas el poder de recuperación que mostraron luego de unas primeras semanas que se acercaron a la catástrofe. Cuando entendieron que debían centrarse en Dalvin Cook lastimaron, y mucho. El corredor sigue mostrando que es uno de los mejores en la posición. La otra cuota de positivismo viene de la mano del novato Justin Jefferson, quien si no fuera por la existencia de Justin Herbert hubiera sido el rookie ofensivo del año de manera unánime. Thielen también respondió.
Los Vikings tuvieron un comienzo muy negativo en las primeras semanas, pero cuando pudieron enderezar la nave hasta dependieron de si mismos para meterse en postemporada. La defensiva los dejó en el camino, permitiendo tantos puntos y yardas que obligaron a Mike Zimmer a decir que nunca entrenó a una defensa de tan bajo nivel. Lo otro negativo sigue siendo Kirk Cousins. Las alarmas continúan diciendo que no es de confiar, y las armas para ser peligrosos por aire están.
Si bien Justin Jefferson cataloga como sorpresa, su talento estaba y solamente había que verlo explotar. Por ello la sorpresa es que hayan quedado fuera de la postemporada. Más teniendo en cuenta que Bears logró clasificar y en líneas generales mostraba menos herramientas para lograrlo, mientras que Vikings había hecho un muy buen draft y muchos lo daban como candidato.
Lions se encuentra ante una gran oportunidad de empezar a revertir la tendencia de años recientes, en donde la mediocridad pareciera haber sido la marca registrada. Los dueños de la franquicia parecieran no haberse tomado a la ligera la importancia de esta temporada baja y se han rodeado de buenos advisors, con quienes deberán definir nuevo GM, HC, y hasta la continuidad de Stafford frente al equipo. El cambio tras casi tres años mal nivel con Quinn y Patricia juntos es de por sí una buena noticia.
Esta fue una franquicia que careció totalmente de consistencia a lo largo del año e incluso dentro de los partidos. Los Lions pudieron demostrar buen nivel de a ratos, pero eso no alcanza para una de las ligas más competitivas del mundo. Tras la salida de Patricia algunos esperaban una infusión de energía que pudiera cambiar la cara a la franquicia, pero finalmente eso no ocurrió y la temporada cerró con una dura seguidilla de derrotas.
La defensa fue uno de los puntos más flojos aún con un entrenador que era especialista en la materia. La secundaria no logró consistencia e incluso la última gran selección de Jeff Okudah no estuvo cerca de sustituir la salida de Darius Slay. Fue la tercera peor defensa en yardas frente al pase y la quinta peor defensa en yardas por tierra. Esta es una unidad que no está a sólo un par de jugadores de dar vuelta la página, uno de los grandes desafíos por delante.
Es difícil rescatar algo en esta campaña de Falcons y su récord 4-12 así lo demuestra. No obstante, la imagen positiva que podemos destacar es el sabor a reconstrucción que comenzó a sentirse tras el despido del Head Coach y de su General Manager. El propio dueño de la franquicia, Arthur Blank, dejó en claro que no hay nombres asegurados en el futuro. Ni Matt Ryan, ni Julio Jones, figuras históricas de un proceso desgastado, tienen el puesto asegurado. El equipo necesita líderes nuevos y el equipo parece iniciar el camino correcto.
La temporada de Falcons fue una decepción absoluta, marcado por papelones que serán difíciles de olvidar. Desperdició ventajas increíbles en los últimos cuartos frente a Cowboys, Bears y Lions, que no hicieron otra cosa que recordar la derrota en el Super Bowl LI. El equipo no contó con líderes adentro ni fuera de la cancha que cambien la historia. Por eso, la franquicia decidió el despido de Dan Quinn y Thomas Dimitroff.
Atlanta dio indicios de su futuro. La temporada mostró la ratificación de jugadores que se hicieron un lugar en el equipo. Calvin Ridley demostró estar entre los mejores receptores de la liga, Foye Oloukun fue la gran revelación de la defensiva y Russell Gage hizo lo mismo en la ofensiva. El linebacker quedó entre los 20 jugadores con más tackles de la NFL con 117, y aportó 3 sacks y 2 intercepciones. El receptor ex LSU aprovechó la ausencia de Julio Jones y llegó a las 786 yardas y 4 touchdowns.
Se encontró un núcleo joven muy talentoso y parece que Matt Rhule está pudiendo desarrollar la cultura que tanto le costó imponer en sus anteriores equipos. Carolina se encuentra ahora con una defensa muy joven pero que ha logrado superar prubeas y le va a servir para próximas temporadas.
El equipo tuvo varios partidos donde las posibilidades de ganar estaban pero errores muy puntuales y la inexperiencia terminaron pasando factura. Lo malo es que el equipo se quedó en la mitad de ser un equipo competitivo y uno que tankea, por lo que las posibilidades de ir por QB en el Draft son bajas.
El nivel ofensivo de la mano de Joe Brady fue una de las sorpresas en la NFL, no es coincidencia que ahora se esté hablando de él como un candidato a HC. La ofensiva logró que cuatro jugadores (Mike Davis, DJ Moore, Robby Anderson y Curtis Samuel) lograran superar las 1.000 yardas desde la línea de scrimmage, algo que pocas veces sucede en un equipo y en una temporada.
La defensiva de Joe Judge fue lo mejor la franquicia y el pilar fundamental de los seis triunfos en esta campaña. La línea defensiva, por momentos, metía miedo. Tuvieron un promedio de tres capturas por juego. El DE Leonard Williams demostró ser un fuera de serie y será la cara de esta renovada defensa. La secundaria tuvo una actuación muy correcta en todo el año y pocas veces fue sobrepasada.
Los Giants han tenido una ofensiva muy irregular. La lesión de Saquon Barkley a comienzos de año dejo un vacío gigante que pudieron suplantar en cuenta gotas. El grupo de WRs rindió mucho menor de lo esperado. Si los Giants no ganaron la mediocre división NFC Este fue por la escases de “skills players”. En esta NFL, tener un promedio de 17,5 puntos por partido es sinónimo de ineficiencia y eso fue lo que ocurrió con este ataque.
Una sorpresa negativa fue la no planificación de un plan B en ataque. Jason Garret, luego de lesión de Barkley, jamás cambio un libreto ofrensivo que era necesario adaptarlo a los jugadores que tenía en el plantel. La grata sorpresa fue la actuación de la defensa. Con muchos jugadores nuevos y sin entrenamientos previos, creía que su labor iba ser muy mala. Por el lo contrario, el sistema 3-4 implementado por Patrick Graham obtuvo grandes dividendos desde la semana 1.
En 2021, los Cowboys recuperarán a la mitad de su ofensiva y a varios defensivos que pueden generar impacto en esa unidad. A nivel ofensivo, supieron tener grandes rendimientos, aún con suplentes, lo cual nos lleva a pensar que teniendo sanos a Dak, Tyron Smith, La’El Collins y Blake Jarwin, puede convertir a esta unidad vaquera en una de temer en toda la liga. Párrafo aparte para Rayne Dakota Prescott, quien, en palabras del mismo Jerry Jones, tiene toda la ventaja en la negociación de su próximo contrato.
La defensa, a pesar de algunas actuaciones colectivas aisladas y de rendimientos individuales altos, nunca encontró la vuelta. El coordinador defensivo, Mike Nolan, carga en sus hombros la responsabilidad de no haber tenido un buen nivel. También es cierto que las lesiones y los baches en el rendimiento de algunos jugadores no contribuyeron e hicieron de esta temporada una que muchos querrán olvidar.
Es difícil encontrar una sorpresa en tan mala temporada, pero la aparición de los rookies en su primer año es algo sobre lo que Mike McCarthy puede construir. CeeDee Lamb será una estrella en esta liga y Trevon Diggs puede llegar a convertirse en un lockdown corner. Es de vital importancia que Kellen Moore, del lado ofensivo, y Mike Nolan, del lado defensivo, en caso de mantener su cargo, acompañen el crecimiento de estos jóvenes y lleven al máximo las habilidades de ambos.
Jalen Hurts. A pesar de que esto también fue tomado de forma negativa en ciertos aspectos, en los partidos demostró que puede conducir a la ofensiva de Philly a algo más que lo que hizo esta temporada. Con agresividad y paciencia a la hora de tomar decisiones, puede que los Eagles formen un equipo alrededor de él en esta agencia libre y le brinden otra dinámica para la temporada que viene.
El vestuario. Luego de la sustitución de Hurts en lugar de Wentz, ciertos jugadores se sintieron tocados y no les gustó para nada la decisión de Pederson. Consumido por las intercepciones y lo endeble que es la línea ofensiva, Carson no volvió a pisar el campo una vez que el rookie tomó el mando. Si no se habla puertas adentro habrá que ver cómo repercute en el rendimiento para la temporada que viene.
Lo mal que rindió el equipo. Una sorpresa negativa, pero sorpresa al fin. Se esperaba que los Eagles pelearan por el título divisional, y más luego de la lesión de Prescott. Pero las intercepciones de Wentz, lo débil que es la secundaria y la poca efectividad para anotar le dieron otra cara a la temporada. Se aseguraron un pick alto (el sexto) pero deben usarlo bien, no como los últimos drafts donde las elecciones no fueron las mejores
El sistema de juego por encima de los jugadores. Shanahan demostró que a pesar del cambio de figuritas dentro del emparrillado por las continuas lesiones, si tu playcalling es el adecuado podes ser muy efectivo y someter a los contrarios. Está claro que con un plantel sano, los 49ers pueden ser un equipo contendiente a llegar al Súper Bowl.
Las lesiones. La irregularidad del equipo de Kyle Shanaham se produjo principalmente porque jamás pudo tener un plantel sano. Jugadores con roles muy importantes dentro del campo se han perdido muchísimos juegos debido a éstas. En este NFL de mucha paridad no poder contar con todos tus recursos es una gran ventaja para los rivales.
En este caso me voy a focalizar en el WR Brandon Aiyuk. El novato de la Universidad de Arizona State demostró que tiene un potencial enorme y puede ser estrella de la NFL. Con gran capacidad para correr muchas rutas y separarse de su defensor, en muchas ocasiones todo el juego aéreo de San Francisco posó sobre su espalda y supo bancar bien la parada.
A pesar de las expectativas altas que había previo al comienzo de la temporada y la decepción de no haber clasificado a playoffs, el equipo aún tiene cosas para rescatar de ambos lados de la cancha. En defensa, la baja de Chandler Jones permitió que Hassan Reddick finalmente se destape y sea ese gran caza mariscales que los Cardinals buscaban cuando lo draftearon. Ademas, se podría argumentar que ese costado fue el más consistente del equipo. Algo impensado antes de la temporada. En ataque, cuando Kyler Murray estuvo sano jugó a un nivel altísimo y dejó bien claro que es el quarterback del futuro en Arizona.
La gran decepción fue el rendimiento de la ofensiva. Murray hacía lo que podía para tapar los huecos del equipo, pero la falta de un buen play calling era muy notoria. Kliff Kingsbury todavía no demostró por qué Arizona lo contrató. Tendrá el próximo año para hacerlo o su futuro como HC de la franquicia podría estar en riesgo.
La sorpresa es sin dudas parte de lo bueno: el rendimiento de la defensa. Isaiah Simmons tuvo una curva de aprendizaje preocupante al principio y esperanzadora al final. Arizona arrancó la temporada con muchas dudas en ese costado, pero se va con respuestas y una necesidad clara: cornerbacks.
Nota realizada por la redacción de No Huddle.