Aaron Rodgers y la batalla en la Corte de la Opinión Pública

12 de Mayo de 2021
Aaron Rodgers y Brett Favre, dos íconos de Green Bay, carreras con un final potencialmente similar. / Foto: Getty Images. 

Cuando los aficionados de la NFL se preparaban para la hermosa y anticipada noche de la primera ronda del Draft, el mundo del football se sacudió en sus cimientos por un tweet. En la gran escala de las cosas, no es algo muy importante, pero este no era uno cualquiera, este era un tweet con el potencial de cambiar la historia de la NFL para siempre.

Adam Schefter, de manera controversial, imaginó que este día era tan bueno como cualquier otro para soltar la información que, en sus palabras, "venía acumulando hace meses" sobre una grieta aparentemente irreconciliable entre Aaron Rodgers y los Green Bay Packers. A tal punto llegaba la misma, según lo que reportaba "Schefty", que Aaron Rodgers habría insistido que no jugaría otro down de football en el uniforme verde y oro.

La narrativa en los ojos del público comenzó como algo sencillo, predecible, un punto que se viene repitiendo hace un año: Brian Gutekunst, GM de los Packers, eligió al supuesto QB del futuro empacador, Jordan Love, en el draft de 2020 y los Packers se rehúsan a ayudar a Rodgers dándole armas. Una narrativa que es cierta en la primera parte, y muy equivocada en la segunda.

Seguro, Gutekunst eligió a lo que él considera el "heredero" de Rodgers, y no tuvo la delicadeza de consultar esto, o comunicarlo siquiera, con el 12, que es el ídolo máximo en el roster actual, un ícono del deporte y cuando todo esté dicho, un jugador digno de un lugar en el Hall of Fame, con su número retirado en el "Círculo de Honor" de Lambeau Field.

La oficina de directivos de los Packers son muy responsables de esta situación, no están limpios, y se equivocaron mucho en ese sentido. Pero al mismo tiempo, muy lejos están de ser los villanos y Aaron Rodgers la víctima.

Rodgers, en sus 16 años como QB titular de la franquicia más tradicional de la NFL, ha sido el beneficiario de una filosofía netamente centrada en armar ofensivas potentes, dejando de lado (erróneamente) al sector defensivo, algo que ha resultado directamente en derrotas insólitas en los playoffs en las que los Packers permiten por promedio 32 puntos a las ofensivas rivales, prohibiendo de esa manera que el equipo salga campeón más de una vez después del Super Bowl obtenido en 2011, en Dallas.

Ryan Grant, Greg Jennings, Jermichael Finley, Jordy Nelson, James Starks, James Jones, Randall Cobb, Eddie Lacy, Davante Adams, Ty Montgomery, Martellus Bennett, Jimmy Graham, Aaron Jones, Marquez Valdez-Scantling, Allen Lazard, Jace Sternberger y Amari Rodgers son sólo algunos de los nombres en los que Green Bay ha invertido para la disposición de Rodgers en las posiciones de "skill", sin mencionar la cantidad de talento en la línea ofensiva, con nombres increíbles como David Bakhtiari, Brian Bulaga, Corey Linsley, TJ Lang, Josh Sitton, Mark Tauscher y Scott Wells.

Entonces, ¿Dónde es que no se le ha dado talento o recursos a Rodgers? ¿Es realmente Rodgers una víctima de una organización inepta y desagradecida? Queridos lectores, es aquí donde la Corte de la Opinión Pública (algo que le importa mucho a Aaron Rodgers) comienza a tener importancia.

"El futuro es la historia repitiéndose", una frase aplicable a esta situación, principalmente porque los fans de los Packers ya vivieron esto, en un contexto mucho peor al actual.

En julio de 2008, Brett Favre se enfrascó en una lucha épica con la franquicia de Wisconsin. Después de anunciar su retiro cuatro meses antes, Favre cambió de opinión y quiso regresar. Cuando los Packers se negaron a recibirlo de nuevo, dándole lugar a su QB del futuro Aaron Rodgers (al que controversialmente eligieron en la primera ronda del Draft de 2005), la apasionada base de fans de Green Bay enloqueció, furiosa. ¿Ven alguna diferencia con la actualidad? ¿No? Bueno, sigamos con la historia.

Una gran multitud se reunió frente a Lambeau Field, exigiendo que Favre fuera reintegrado como mariscal de campo titular de Green Bay, con muchos vistiendo la camiseta número 4 de Favre, coreando "Favre Forever" y "Favre For President". Algo entendible, ya que Favre fue, hasta que usó la camiseta de Minnesota, el jugador más querido en la historia de la franquicia, y probablemente lo siga siendo en este momento aunque nadie lo quiera admitir.

Aaron Rodgers está en una lucha extremadamente similar. Sin embargo, la gran diferencia en esta ocasión es que Rodgers no está ganando la batalla de las relaciones públicas como lo hizo Favre. En un momento del verano estadounidense de 2008, Green Bay estaba en un desastre de relaciones públicas tan grande que la franquicia llamó al ex secretario de prensa de la Casa Blanca, Ari Fleischer, en busca de consejo.

Recorte de una noticia que cuenta el reclutamiento del ex-secretario de prensa de la Casa Blanca, Ari Fleischer, en 2008. Gentileza de www.madison.com.

Si bien los fanáticos se alinearon en masa para apoyar a Favre en 2008, esta vez lo hicieron más con la gerencia. Esta noción debe haber sorprendido a Rodgers, quien es una persona muy calculadora y analítica. Alguien que debe haber imaginado que junto con su temporada de MVP vendría una ráfaga de apoyo atrás suyo cuando esta información viera la luz. Pero no ha sido ese el caso.

¿Por qué el pueblo de Green Bay no se ha unido atrás de Rodgers en su reclamo de la misma manera que lo hicieron con Favre hace 13 años? Es sencillo: Favre quería volver a la organización que lo consideraba un Dios, mientras que Rodgers quiere irse. Ya de por sí la existencia de un californiano como Rodgers va en contra del sistema de creencias del pueblo conservador de Wisconsin, y este tipo de planteos que ellos consideran dignos de un "infante petulante y caprichoso" en sus ojos, sólo afirman sus nociones preestablecidas sobre él como persona.

Aaron Rodgers mira mientras los fans elevan su pedido para que vuelva Brett Favre, en 2008. / Foto: 

Tampoco ayudó a su causa que los Packers se hayan anticipado al desastre mediático dejando saber a todo el mundo que le han ofrecido a Rodgers una extensión de contrato que lo haría el jugador mejor pago, y que el 12 se negó a firmarla. Eso, sumado a los rumores sobre el hecho de que le comunicó a los posibles objetivos de Green Bay en agencia libre que él no iba a estar allí, alimentó el fuego de los fans, que deben tomar una decisión: ser fans de los Packers, o de Aaron Rodgers.

Que no se malinterprete, la gran mayoría de los fans de Green Bay quieren que Rodgers vuelva bajo centro esta temporada y todas las que siguen en su contrato, ya que él también es ídolo, figura y la personificación de la mejor chance que tienen los Packers de volver a levantar el Trofeo Lombardi. Sin embargo, el 100% de los fans quiere que esta situación tenga un final. De irse Rodgers, los aficionados parecen estar listos para dar vuelta a la página, aunque duela mucho, y afrontar una nueva era con Jordan Love al mando del equipo más campeón de la NFL.

Por último, habrá que tener en cuenta lo que sienta Jordan Love en este momento. La primera vez que Aaron Rodgers habló públicamente después de que los Packers seleccionaron al QB de Utah State, dejó una cosa clara: Love no pidió todo esto.

Love no pidió ser objeto de una elección que frustraría a un futuro miembro del Hall of Fame. No pidió ser tomado por un equipo cuya base de fanáticos despreciaba en gran medida la selección y ciertamente no pidió la presión inconmensurable que recibirá en sus hombros en el caso que Rodgers se vaya. Love no pidió que Davante Adams salga en los medios a decir, en otras palabras, que si Rodgers no sigue en Green Bay, seguramente él tampoco al terminar su contrato.

Jordan Love mira atento a Aaron Rodgers en la pretemporada de 2020. / Foto: Green Bay Packers

Mientras la Corte de la Opinión Pública decide quién es el que debe ser justificado y quién es el que debe ser acusado como el culpable, los Packers, Aaron Rodgers y el universo que rodea a la franquicia están expectantes a la resolución de este dilema.

Si Rodgers vuelve a ser el QB de los Packers en 2021, aunque sea por un último año, todo podría llegar a solucionarse en los ojos de la gente. Love podría respirar y aprender por un año más. Y lo más importante, el resto del plantel podría alejarse de esta sombra que crece cada día más sobre ellos, un grupo muy talentoso que está en medio de una ventana de Super Bowl.

Si Rodgers se va, dejará una mancha muy difícil de borrar en lo que fue, en su momento, un legado de idolatría intachable en Green Bay.

El tiempo será testigo.


Mariano Sinito

Mariano Sinito

Periodista, analista y relator de Rosario, Argentina que cubre el football americano profesional y colegial en No Huddle, Mundo NFL, NFL GamePass y DAZN.