Cuando George Paton decidió mandarle a Seattle Seahawks dos picks de primera ronda, dos de segunda y varios jugadores de peso a cambio del futuro Hall-of-Famer, la hinchada de Denver Broncos deliró. Sin lugar a dudas, el precio era alto, pero a cambio se conseguía lo que (según prácticamente todos los analistas habidos y por haber) separaba a los de Colorado de los Playoffs: un quarterback de elite.
Corte a la fecha uno: Es lunes por la noche y los Broncos visitan al ex-equipo de Russell Wilson para lo que, en los papeles, debería ser un partido sencillo. El Lumen Field está hasta las manos y la hinchada tiene preparada una ruidosa bienvenida para el jugador más importante de la historia de la franquicia. No se la van a dejar fácil y el QB lo va a notar desde el primer snap.
El resultado es historia conocida: En un partido signado por las desprolijidades de los de Denver y por una performance poco más que eficiente de los Seahawks en sus tres líneas, el tan anticipado debut de Wilson terminó viéndolo en el banco mientras Brandon McManus intentaba un field goal casi imposible. Seattle se llevó la victoria; Los Broncos, una bolsa llena de preguntas.
Lo difícil de analizar en esta derrota es elegir por dónde empezar: no hubo prácticamente ningún rendimiento a rescatar para un equipo que, por sobre todas las cosas, parecía perdido en la cancha. Desde ya, se pueden enumerar un sinfín de excusas (todas válidas, cabe aclarar): Tener nuevo QB, nuevo entrenador y nuevo playbook nunca es fácil. Si encima la hinchada rival te grita a 100 decibeles cada vez que querés contar, peor. Por el resto: Nuevo coordinador defensivo (aunque el sistema es parecido) y nuevo coordinador de equipos especiales. Demasiado para procesar, y un clima muy hostil para poder hacerlo.
Acá es donde entra la primera pregunta: ¿No hubiese sido interesante empezar antes? En teoría, para eso existe la pretemporada. Y decimos “en teoría” porque Hackett decidió darle poco y nada de tiempo en cancha a sus titulares. ¿El resultado? La primera vez que la tan prometedora nueva ofensiva de Denver vio acción, ya estaban siete puntos abajo en un estadio que hace imposible un conteo normal. De ese cocktail salió el primer clavo en el ataúd: Varias formaciones ilegales, false starts y hasta dos (Sí, ¡dos!) penalidades por retraso de juego que terminaron costando más de 100 yardas a lo largo del partido. Así es difícil.
Después de perder, en una misma pretemporada, a Wilson y a Bobby Wagner, y con muy pocas incorporaciones vistosas para contrarrestar, buena parte del mundo NFL daba a los Seahawks por muertos. Y si bien la primera fecha nunca es buen oráculo, el equipo de Seattle le calló la boca a más de uno con el tipo de football que más le gusta a Carroll: Eficiencia, fuerza bruta y pocos riesgos.
Por ejemplo: Hasta el año pasado, Geno Smith le sostenía los papeles a Russell Wilson. El lunes por la noche, y sin hacer nada muy grandilocuente, fue, por lejos, el mejor de los dos, especialmente en la primera mitad (¡17/18, 164yds y 2 TDs!). Fuera de eso, los de Emerald City no fueron ampliamente mejores en ningún frente, pero sí fueron levemente mejores. Y con eso les alcanzó.
Un breve recuento:
Sin desmerecer el esfuerzo de los de Seattle, las estadísticas son claras, y al ojo fue aún peor: A pesar de haber metido casi 450 yardas de ataque, Wilson y compañía jamás agarraron ritmo. A menudo se los veía desorientados y desconectados. El football champagne que se esperaba brilló por su ausencia. La “mejor jugada” fue un TD de 67 yardas de Jerry Jeudy que no hubiese existido si el CB que lo marcaba no fuese un rookie dando sus primeros pasos (mejor dicho, tropezones). Los equipos especiales siguen igual de insípidos que los años pasados. La defensa no obligó una patada en toda la primera mitad. Fue un all-around-no-effort. Y se esperaba mucho más.
Ya sabemos: La primera fecha es un universo paralelo y no hay que tomarse nada demasiado en serio. Hackett está debutando como HC y la experiencia seguramente lo moldee para mejor. Wilson es Wilson y, tarde o temprano, va a hacer clic con un grupo de receptores sumamente prometedor.
Pero al menos por una semana, la excitación que reinaba en Denver se está comiendo unos paños bien fríos. Una victoria el domingo próximo contra los Houston Texans puede ayudar a devolver las expectativas de una offseason sumamente prometedora.
Diseñador Gráfico UBA. Cubre la NFL desde 2022. Redactor y diseñador en No Huddle, el medio más grande de fútbol americano en Sudamérica. Co-conductor de Falso Punteo, podcast de análisis, opinión y humor sobre la actualidad de la NFL.