Tener una franquicia compitiendo en la NFL es un privilegio del que no tantas ciudades pueden jactarse. A las obvias necesidades de competitividad y dinero se le suman otras no tan evidentes, como la posibilidad de construir una base de fans considerable, ser un destino “turístico” atractivo y contar con un estadio a la altura de las circunstancias.
Fundada en 1995, Jacksonville Jaguars es una de las franquicias más jóvenes de la liga, y ya para su debut contaba con un modernísimo estadio recientemente construido: el por ese entonces llamado EverBank Field. Hoy, a menos de 30 años de su inaguración, el TIAA Bank Field (cambian los nombres, cambia todo) se quedó bastante atrás respecto de la competencia, un lujo que una franquicia sin tanto peso histórico no puede darse.
Por eso no sorprende que Shad Khan (dueño de los Jaguars), junto al gobierno de la ciudad, haya presentado recientemente un ambicioso proyecto valuado en unos 2 billones (sí, BILLONES) de dólares destinados a reconvertir el estadio y su entorno inmediato, integrándolo con el centro financiero de la ciudad y el río St. John que lo bordea en uno de sus lados, llevándolo nuevamente al podio de los estadios más modernos de la liga.
A diferencia de otros equipos, los del noreste de Florida no tienen un gran palmarés del que jactarse ni demasiados jugadores legendarios. En una liga que busca constantemente ser más y mejor, esta debilidad hace que su lugar entre los 32 equipos siempre sea, mínimamente, discutible.
Pero la llegada de Trevor Lawrence junto con la contratación de Doug Pederson de pronto tienen a los de Duval en boca de todos y por buenas razones: todo indica que si se toman las decisiones correctas, los Jaguars tienen pasta para ser un equipo importante en la década por venir: Por eso, contar con un estadio a la altura parece el más lógico de los pasos siguientes.
El proyecto, que tardaría unos dos años en concretarse, incluye no sólo una renovación completa del estadio (que pasaría a albergar hasta 72.000 personas) sino también construcciones en las zonas aledañas, pensadas para integrar el predio con el cada vez más emergente centro neurálgico de Jacksonville, una de las 5 ciudades emergentes con mayor crecimiento en el país de los últimos años.
Para que la propuesta avance, de todos modos, restan varias instancias definitorias. A saber, la más importante es que el nuevo alcalde de la ciudad debe aprobar los pliegos y la consecuente inversión (un billón saldría de las arcas de la ciudad, el otro del bolsillo de Shad Khan). De darse este punto, lo más probable es que la concesión que hoy tienen los Jaguars (vigente hasta 2029) se extienda por muchos años más.
A partir de ahí, el equipo de Trevor Lawrence pasaría dos años jugando en estadios “prestados”, incluyendo algunos de los más importantes estadios de Europa. Es un desgaste, sí, pero si el 2026 encuentra a la franquicia entronada entre los mejores equipos de la AFC (algo bastante posible) y con uno de los estadios más impresionantes del país, todo el esfuerzo habrá valido la pena.
Diseñador Gráfico UBA. Cubre la NFL desde 2022. Redactor y diseñador en No Huddle, el medio más grande de fútbol americano en Sudamérica. Co-conductor de Falso Punteo, podcast de análisis, opinión y humor sobre la actualidad de la NFL.