La NFL está llena de historias de triunfos y fracasos. Quizás no haya deporte que dé más chances a un jugador de brillar, aun si se trata de una sola jugada entre las miles y miles que hay por temporada. Y lo más maravilloso del football americano es que siempre da revancha. Ya lo decía Al Pacino: “un domingo cualquiera, podrás ganar o podrás perder”.
Sin lugar a dudas, la historia de Kurt Warner tiene todos los condimentos. Un jugador que salió prácticamente de las sombras para llevar a su equipo a la gloria, que luego tuvo altibajos y una segunda oportunidad que fracasó por muy poco. Pero, por sobre todo, Warner obtuvo —como veremos— la revancha que merecía y que no desperdició, y que hoy lo tiene entre los mejores jugadores de su generación y un digno miembro del Salón de la Fama en Canton.
Esta nota no solo pretende ser un pequeño tributo a la fulgurante carrera de Warner. También intentará presentar a este notable jugador a aquellos fanáticos del deporte que no hayan tenido la suerte de verlo jugar (entre ellos, quien les escribe). Pero basta de preámbulos. La historia de Kurt Warner comienza de esta manera...
Warner inició su carrera en la universidad de Northern Iowa, en donde jugó entre 1990 y 1993. Tras mantenerse relegado como suplente durante los primeros años, el mariscal obtuvo su primera oportunidad como titular en su último año. Allí llevaría a los Panthers a ganar la Gateway Football Conference —como se conocía por aquél entonces a la actual Missouri Valley Football Conference— por cuarto año consecutivo (Northern Iowa fue campeón de manera consecutiva entre 1990 y 1996 y tiene actualmente un récord de 16 títulos de conferencia) con marca de 8-4. La temporada terminaría con una caída por 27-21 ante la universidad de Boston en la primera ronda de los playoffs de la División I-AA (hoy conocida como FCS) de la NCAA. Su performance en esa temporada lo llevaría a ser nombrado como jugador ofensivo de su conferencia.
Lamentablemente para Warner, su buen año como senior no le valió ser elegido en el Draft de la NFL de 1994. No obstante, sí le permitió ser considerado por los Green Bay Packers, quienes lo firmaron para participar de su training camp.La competencia fue muy fuerte ese año. En ese training camp, Warner debió competir contra Mark Brunell y Ty Detmer —ganador del trofeo Heisman en 1990— por un lugar como suplente de Brett Favre, quien estaba en camino a convertirse en uno de los mejores mariscales de la historia y también miembro del Salón de la Fama. Warner no quedó en el roster de 53 y fue consiguientemente cortado.
Tras su efímero paso por Green Bay, Warner debió dedicarse a trabajar en una tienda en el horario nocturno para poder sostener a su familia —se encontraba por entonces en pareja con quien sería su futura esposa, Brenda, quien tenía ya dos hijos—. A su vez, el joven mariscal regresó a su alma mater, Northern Iowa, en donde colaboró con el staff del equipo de fútbol americano como asistente graduado, mientras esperaba con ansias un nuevo llamado de la NFL.
De la nada, se abriría un camino inesperado para Warner en la forma de la Arena Football League. En 1995, Jim Foster, fundador del deporte y de la AFL y dueño de los Iowa Barnstormers —que se aprestaban a jugar su primera temporada—, se interesó en lo que el mariscal podía brindarle a su equipo y decidió ofrecerle un contrato. Consciente de que era una oportunidad inmejorable para seguir su sueño, Warner aceptó la propuesta de Foster y se convirtió en su mariscal franquicia.
Durante su paso de apenas tres temporadas en la AFL (1995-1997), Warner fue una de las máximas estrellas del deporte. El mariscal llevó a los Barnstormers a 30 victorias, dos títulos de división y tres apariciones en playoffs. Iowa llegó dos veces seguidas al ArenaBowl, en donde caerían frente a Tampa Bay Storm (por 42-38) y Arizona Rattlers (por 55-33). Esas tres temporadas brillantes le valieron a Warner el retiro de su número por parte de los Barnstomers y su entrada al Arena Football Hall of Fame en 2010.
Mientras tanto, Warner aún esperaba ese ansiado llamado de la NFL. El que terminaría recibiendo, no obstante, sería otro un tanto diferente. En 1997, Al Luginbill, head coach de los Amsterdam Admirals, una franquicia de NFL Europa, se contactó con el mariscal y le preguntó si estaba interesado en participar. Warner aceptó, con la condición de que el entrenador consiguiera algún equipo de NFL interesado en darle una oportunidad. Luginbill no tuvo éxito en su gestión, y Warner decidió declinar su propuesta.
El head coach de los Admirals volvió a la carga al año siguiente. Warner se mantenía en su respuesta inicial. Finalmente, luego de una nueva gestión de Luginbill, este consiguió que los St. Louis Rams (el decimotercer equipo contactado) decidieran invitar a Warner a unas pruebas. Esta vez el mariscal aceptó la oferta y jugó en Amsterdam en aquella temporada, en donde lideró la liga en yardas y pases de touchdown
Después de la temporada europea, Warner se sometió a la prueba de los Rams. El jugador admitió que la prueba fue la peor de su vida. Pero grande fue su sorpresa cuando el equipo decidió darle un contrato. De esa manera, el sueño de Warner estaba a punto de lograrse.
Warner se sumó a unos Rams que aún no encontraban fortuna tras haberse mudado desde Los Ángeles en 1995. Ese año, St. Louis terminó con marca de 4-12. Warner fue el suplente de Steve Bono, quien estaba en las últimas etapas de su carrera, y apenas tuvo una aparición en la temporada, en el último juego.
En 1999, todo cambiaría definitivamente. Ese año, los Rams contratarían a Trent Green, con la expectativa de convertirse en el titular tras la salida de Bono. Sin embargo, Green sufriría una rotura de ligamentos durante la pretemporada que lo marginaría por el resto del año. Allí, el head coach del equipo, Dick Vermeil, quien había dado su voto de confianza para mantener a Warner en el roster, le confiaría las riendas de la ofensiva como el nuevo titular.
Ese año terminaría siendo muy especial para los Rams. Warner fue el catalizador de una de las ofensivas más prolíficas que la liga haya visto jamás. “The Greatest Show on Turf”, como se la solía llamar, estaba plagada de estrellas: Marshall Faulk, la dupla de Isaac Bruce y Torry Holt, junto a los confiables As-Zakir Hakim y Ricky Proehl, todos ellos contribuyeron a que St. Louis fuera uno de los equipos más dominantes del período. Pero la gran estrella ahí fue Warner, quien saltó de la oscuridad más absoluta a hacerse acreedor del MVP de la temporada por una actuación superlativa (4353 yardas, 41 touchdowns y 109.2 de passer rating). Warner y los Rams llegarían a la gloria al vencer en el Super Bowl XXXIV a los Tennessee Titans de Jeff Fisher y Steve McNair por 23-16 en la última jugada. Allí Warner estableció la marca de más yardas en un Super Bowl (414).
On this date in 2000, St. Louis won the Super Bowl. The story of the “Greatest Show On Turf” isn’t complete without “The Tackle.” #stlrams
— Tom Ackerman (@Ackerman1120) January 30, 2023
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En 2000, Warner tuvo una buena temporada pese a perderse varios juegos con una fractura en la mano. Los Rams, no obstante, fueron históricamente buenos en ataque e históricamente malos en defensa y ello terminó en la eliminación en la ronda de comodines frente a los New Orleans Saints. Al año siguiente, St. Louis, que había remodelado la defensa de cara a la nueva temporada, arrasó en la temporada regular con marca de 14-2. Warner se llevó su segundo MVP de temporada tras otra soberbia actuación (4830 yardas —líder en la NFL—, 36 touchdowns, 22 intercepciones y un passer rating de 101.4) y guió a los Rams al Super Bowl por segunda vez en tres temporadas. Allí se acabaría el sueño a mano de los New England Patriots de Tom Brady y Bill Belichick, quienes estaban empezando a establecer la dinastía más dominante de la historia. Fue una derrota por 20-17, en la que los esfuerzos de Warner (365 yardas, un pase de touchdown y otro por tierra) quedaron cortos.
El Super Bowl XXXVI marcó el pico de la carrera de Warner en los Rams. En 2002 el mariscal tuvo un pobre desempeño, sumado a una lesión en la mano que lo marginó por gran parte de la temporada (en la que el propio Warner cosechó seis derrotas sin victoria). Y las cosas solo se pusieron peores al año siguiente. En el partido inaugural, el quarterback tuvo seis fumbles. Eso marcó el final de su estadía en los Rams: fue reemplazado por Marc Bulger por el resto de la campaña y luego cortado tras la temporada.
Warner no se quedaría desempleado por mucho tiempo, ya que los New York Giants lo firmaron de inmediato por una temporada con opción para una segunda. Tras empezar la temporada 5-2, los Giants perderían sus dos partidos siguientes. El HC, Tom Coughlin, decidió dejar a Warner en la banca y sería el novato Eli Manning, pick número uno de ese año, quien se haría cargo de las riendas del equipo por el resto del año. Tras la temporada, Warner optó por regresar a la agencia libre.
Pese a los resultados variopintos, otro equipo acudió al rescate de Warner. En 2005, los Arizona Cardinals, que contaban con dos armas ofensivas peligrosas en Anquan Boldin y Larry Fitzgerald, decidieron contratar al mariscal. Los números de Warner fueron razonablemente buenos (2713 yardas, 11 touchdowns y nueve intercepciones en 10 juegos), aunque debió alternar la titularidad con Josh McCown, antes de que una lesión ligamentaria terminara con su temporada. En 2006, un mal inicio de temporada lo vio ser reemplazado por el novato Matt Leinart hasta la Semana16, en la que una lesión fortuita de este llevó a que Warner iniciara los dos últimos juegos de ese año.
La alternancia entre Warner y Leinart se resolvería finalmente ya iniciada la temporada de 2007, cuando el último sufrió una lesión que lo marginaría por el resto del año. Desde ese entonces, Warner no volvería a ceder su puesto de titular. Arizona quedó a muy poco de clasificar a playoffs ese año.
La sequía finalmente se rompería en 2008. De la mano de un inicio furioso de 7-3, Arizona conseguiría su primer boleto a la postemporada en 10 años. Warner tuvo su mejor temporada desde sus años de MVP con St. Louis (4583 yardas, 30 touchdowns, 14 intercepciones y un passer rating de 96.9) En esa postemporada, Warner igualaría la marca de Joe Montana de más pases de touchdown en esa instancia (11, hoy compartida también con Joe Flacco y Patrick Mahomes). Sin embargo, Warner se quedaría otra vez a las puertas de la victoria en el Super Bowl XLIII, en donde los Pittsburgh Steelers ganarían su sexto anillo por 27-23. Warner tuvo otra gran actuación (377 yardas), pero su pick-six a manos de James Harrison volcó la balanza para los Steelers en el momento crucial.
Tras la decepción en el Super Bowl, Warner decidió regresar para la temporada de 2009. Ese año, logró convertirse en el primer mariscal en conseguir tanto 14.000 yardas como 100 touchdowns con dos franquicias diferentes. Los Cardinals llegaron una vez más a playoffs con marca de 10-6. En la ronda de comodines, Warner ayudaría a eliminar a los Green Bay Packers en un festival ofensivo (51-45 en tiempo extra). En el siguiente juego, una conmoción lo sacaría de competencia y terminaría en derrota ante los Saints (14-45), los eventuales campeones de la temporada. Ese sería el último partido de Warner, quien anunció su retiro en enero de 2010.
En una trayectoria de 12 temporadas (u 11, si consideramos que prácticamente no jugó en la de 1998), Warner cosechó un 65,5% de pases completos (2666/4070), 32.344 yardas, 208 touchdowns y 128 intercepciones. Como ya vimos, llevó a los Rams a ganar el Super Bowl XXXIV y fue el MVP del partido. Además, fue también MVP de la temporada regular en 1999 y 2001. Fue elegido dos veces al primer equipo All-Pro (1999 y 2001) y cuenta también con cuatro Pro Bowls en su haber (1999-2001 y 2008). Warner fue también líder de la liga en yardas (2001), porcentaje de pases completos (1999-2001), pases de touchdown (1999 y 2001) y passer rating (1999 y 2001).
Y si de marcas hablamos, Warner tuvo oportunidad de establecer algunas notables. La más impresionante de todas: es el único mariscal no drafteado en ser MVP de temporada regular y campeón y MVP del Super Bowl. El QB es apenas el sexto jugador en ganar múltiples MVPs de temporada (después le siguieron Peyton Manning, Tom Brady, Aaron Rodgers y Patrick Mahomes). Y, hasta que Mahomes detuvo la sequía en la temporada de 2022, Warner había sido el último MVP de temporada regular en ganar el MVP del Super Bowl en el mismo año.
Rams se corona en el #SuperBowl en la misma época del estreno de la película American Underdog, que refleja aquel título de 1999/2000 en manos de Kurt Warner. Otra coincidencia, aunque no se compara la explosividad de aquel Rams sensacional pic.twitter.com/HtkGEBI63z
— Santi Figueredo (@sefigue) February 14, 2022
Warner supo tener los tres yardajes más altos en la historia del Super Bowl (414 yardas en el XXXIV, 365 en el XXXVI y 377 en el XLIII), y su marca de 1999 recién sería superada en 2016 y 2017 por Tom Brady (actual poseedor del récord con 505 yardas). No obstante, aún ostenta el récord de mayor cantidad de yardas aéreas por partido en postemporada (promediando 304 yardas en 13 apariciones en playoffs). Por último, en sus 124 inicios como titular, consiguió al menos 300 yardas aéreas en 52 partidos, cosechando el mayor porcentaje de partidos de 300 yardas para la posición.
La mejor manera de terminar este pequeño tributo a Warner es con una frase que pinta de cuerpo entero lo que fue su carrera y lo que significó para la liga. En su discurso de entrada al Salón de la Fama (que vale la pena ver por completo), Warner dijo de sí mismo: “La gente dice ‘Hollywood no podría haberlo escrito mejor’. Después de esto, no tienen chance”. Desde nuestro humilde lugar, no podríamos estar más de acuerdo…
Desde hace algunos años me podés encontrar en NFL Argentina en Twitter comentando partidos, y ahora me sumo a No Huddle para aportar mi granito de arena y ayudar a convertirlo en el medio líder en el deporte. Me volví aficionado al fútbol americano por casualidad, cuando me topé con el Super Bowl XLVI mientras hacía zapping una noche de verano. Tras aquel partido, comencé a seguir a los Patriots, a quienes les tuve simpatía porque perdieron en esa oportunidad. Pensé que era una buena opción, hasta que poco después me enteré que eran los más ganadores del momento... terminó siendo una gran decisión.