No son tiempos fáciles en Las Vegas. La ciudad que nunca duerme, la ciudad dónde el pecado está al orden del día, no consigue sacar a flote la franquicia de la NFL bajo su nombre. Los problemas para la nación Raider no han comenzado con la petición de traspaso de Davante Adams, sino que es más estructural.
El receptor estrella llegó hace dos temporadas a cambio de una gran cantidad de dinero, y ahora no quiere continuar con el proyecto de Antonio Pierce. Quizás, Adams, pretende tener un mejor quarterback para encarar sus últimas temporadas en la liga. Gardner Minshew, quarterback titular, hasta la fecha, no ha sabido dirigir una ofensiva que acumula tres derrotas en la temporada y dos victorias frente a los Cleveland Browns y los Baltimore Ravens.
En el último partido, frente los Denver Broncos, Antonio Pierce, ya dislumbró lo que puede ocurrir en la sexta semana de competición. La entrada, como titular, de Aidan O'Connell debido a las intercepciones y mal juego inexplicable de su antecesor en el puesto Minshew II.
La temporada pasada, como novato, O'Connell llevó a los Raiders a vencer a sus tres rivales divisionales, incluyendo a los actuales campeones del Super Bowl, los Kansas City Chiefs. El recorrido del quarterback salido de la Universidad de Purdue parecía confirmar que él sería el titular de cara a la temporada 2024. Sin embargo, Minshew se hizo con el puesto.
Con la llegada de O'Connell a la titularidad, los Raiders deben dar un paso hacia adelante en una ofensiva hasta el momento sin ideas y siendo incapaz de mover el balón de 10 yardas en 10 yardas. O´Connell debería de saber identificar a las defensas rivales con mayor claridad que su antecesor y que el mismo, el año pasado. Debe tratar de minimizar errores, y utilizar de mejor manera a todos sus compañeros.
Un gran problema, de los mucho que acumulan en Las Vegas, es el juego de carrera. Pierce, es un entrenador en jefe dado a la tendencia de la liga de pases cortos pero eficaces. Aun así, el juego terrestre de los de plata y negro está siendo paupérrimo. En 109 intentos de carrera, algo más de 21 intentos por partido, todos los corredores, acumulan 420 yardas, 5 touchdown y 2 balones perdidos. Eso da una media de 3.9 yardas por carrera. Unos números que, sumados a la poca eficiencia en el pase, resulta en una dinámica horrorosa.
Lo único que tiene que hacer O'Connell, y puede resultar sencillo hasta pensarlo, es ser inteligente y conocer a todos los compañeros que lo rodean. Es decir, tiene que ser un quarterback. Nadie le pide que sea Patrick Mahomes o Justin Herbert, simplemente que lance el ovoide a los suyos y no a los rivales.
A pesar de que parece que Minshew no volverá a lanzar vestido de plata y negro esta temporada, Aidan O'Connell debe demostrar que tiene lo necesario para desempeñar el puesto y revertir la situación actual de la franquicia. Y el primer obstáculo que debe superar son los Pittsburgh Steelers, el próximo domingo, además de salir con un récord positivo del resto de la campaña para poder obtener un puesto en los playoffs.
No debe bajar la guardia, O'Connell, ni sentir, que pase lo que pase, el puesto lo tiene garantizado. Nada más lejos de la realidad, los Raiders ya podrían estar mirando hacia el futuro y más concretamente hacia el Draft del 2025. Teniendo en cuenta nombres, como Shadeur Sanders de Colorado Buffaloes, Quinn Ewers de Texas Longhorns o Carson Beck de Georgia Bulldogs.
Solo O'Connell en su brazo, en su capacidad para diseccionar a las defensas y su liderazgo para la ofensiva, saben lo que puede ocurrir en el futuro más cercano de la franquicia de Nevada. Solamente, las 100 yardas podrán juzgar al quarterback y podrar dictaminar la salvación o la pena de muerte para la Raider Nation.
Graduado en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández. Cubre la NFL desde 2024 y se enamoró del deporte gracias al Madden. Aficionado de los Cleveland Browns. Redactor en la página web.