Los Minnesota Vikings han sido uno de los equipos revelación de la temporada 2024 de la National Football League (NFL). Lo que parecía una campaña de reconstrucción luego del Draft, en el que seleccionaron al joven QB JJ McCarthy, la situación de la franquicia se volvió aún más confusa cuando el flamante mariscal sufrió una rotura de menisco en la pretemporada, dejando a los Vikings con un panorama incierto.
Sam Darnold fue nombrado titular para comenzar la campaña luego de la lesión de McCarthy, y mientras muchos daban a Minnesota por muerto, el equipo comenzó la temporada con una aplastante victoria ante los New York Giants. Como si fuera poco, la racha de victorias se extendió a cinco, con un nivel de juego muy alto y fluido. Tanto es así que, entrando al séptimo juego, los Vikings eran el único equipo invicto de la NFC.
Sin embargo, en esa semana llegaría la primera derrota, ante los Detroit Lions. A pesar del resultado final, las sensaciones eran que Minnesota podía ser peligroso todo el año, peleando hasta el final ante uno de los mejores equipos de la campaña como lo son los Lions de Dan Campbell. Unos días más tarde, los Vikings volvieron a perder, esta vez ante Los Angeles Rams, en un partido que activó las alarmas de la franquicia por un dato en particular.
La última vez que Minnesota había comenzado una temporada ganando los primeros cinco partidos, el equipo no pudo clasificar a la postemporada luego de una pésima racha en los siguientes 11 juegos. Ocurrió en 2016, y los Vikings terminaron aquella campaña con un récord de 8-8, quedando a las puertas de los playoffs. El buen comienzo se vio opacado por un parcial de 3-8 en la recta final del año, y la misma preocupación atraviesa ahora a los fanáticos de la franquicia.
No es la única vez que le pasó algo así a Minnesota, ya que en la temporada 2003 le ocurrió algo similar y con un desenlace desgarrador. El equipo había comenzado la campaña con un récord de 6-0, pero perdió los siguientes cuatro partidos. Desde ahí, alternó victorias y derrotas hasta llegar a la última semana 9-6. Aún tenían chances de ganar la división, pero esa ilusión se desvaneció cuando, sobre el final, desperdiciaron una ventaja de 11 puntos para terminar perdiendo el partido y la temporada en la última jugada.
Está claro que los Vikings han sabido lidiar con desilusiones a lo largo de su historia, y todavía se mantienen como una de las pocas franquicias sin un Super Bowl ganado, pero este año la cosa podría cambiar. El calendario es accesible, y los enfrentamientos ante sus rivales de su división no hacen más que preparar al equipo para unos posibles playoffs. El próximo desafío será ante los Indianapolis Colts, un partido que Minnesota está obligado a ganar para apagar el fuego y seguir construyendo una gran campaña.
Fiel seguidor de la NFL desde su entrada al fútbol americano con el Super Bowl LI. Desde 2022 cubre la liga como redactor.