La temporada 2024 de New York Jets sigue dejando más preguntas que respuestas. La derrota 28-27 ante Indianapolis Colts el domingo no solo marcó la séptima caída en los últimos ocho partidos, sino que también puso en perspectiva una estadística alarmante: Aaron Rodgers, el mariscal de campo que llegó como salvador, tiene un porcentaje de victorias como titular (.333) inferior al que lograron Zach Wilson (.364) y Sam Darnold (.342) durante sus criticadas etapas con el equipo. Con un récord de 3-8, los Jets parecen haber perdido el rumbo, y las tensiones internas no ayudan a encontrar soluciones.
El partido contra los Colts fue un microcosmos de los problemas de los Jets. Tras un inicio desastroso, en el que no lograron su primer down hasta pasado el segundo cuarto, el equipo mostró algo de competitividad. Rodgers conectó con Breece Hall para un touchdown al cierre de la primera mitad, y la defensa respondió forzando un balón suelto al inicio del tercer cuarto que se tradujo en otra anotación de Hall. Esto permitió a los Jets mantenerse en el juego, a pesar de una primera mitad en la que el público en MetLife Stadium los abucheó constantemente.
En el último cuarto, Rodgers lanzó un pase de touchdown a Kenny Yeboah, dando a los Jets una ventaja de ocho puntos. Sin embargo, en los minutos finales, los Colts ejecutaron una serie ofensiva liderada por el novato Anthony Richardson, quien conectó un pase de 39 yardas y selló la remontada con un touchdown terrestre a menos de un minuto del final. La última posesión de los Jets terminó en desastre cuando Rodgers perdió el balón bajo presión en la primera jugada, consolidando una nueva derrota.
La incapacidad de los Jets para cerrar los partidos sigue siendo un problema. A pesar de controlar el reloj durante 36 minutos y limitar a Jonathan Taylor a solo 57 yardas terrestres, los errores en la ejecución y la falta de claridad en los momentos críticos neutralizaron estos esfuerzos.
Más allá de los problemas en el campo, las declaraciones de Rodgers tras el partido reflejaron una desconexión entre el mariscal de campo y el cuerpo técnico. El quarterback señaló que el plan inicial era buscar una conversión de dos puntos tras su último touchdown, pero los entrenadores cambiaron de idea, optando por un punto extra. “Habíamos hablado de ir por dos, pero algo cambió”, dijo Rodgers.
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— No Huddle (@nflnohuddle) November 17, 2024
Estas críticas públicas reflejan las tensiones dentro de un equipo que no ha logrado cohesión. Aunque Rodgers terminó el partido con números sólidos (21 de 28 pases completos, 173 yardas y dos touchdowns), la falta de una dirección clara afecta tanto al rendimiento como a la confianza en el vestuario.
Con una semana de descanso antes de enfrentar a los Seattle Seahawks, los Jets tienen la oportunidad de reagruparse. Sin embargo, si no logran resolver sus problemas tácticos y estructurales, la temporada podría consolidarse como una de las más decepcionantes en la historia reciente de la franquicia. Rodgers llegó a Nueva York con expectativas de grandeza, pero su etapa, hasta ahora, ha estado marcada por frustraciones y oportunidades perdidas.
Lic. en Relaciones Internacionales. Redactor y columnista para varios medios. Apasionado de la NFL y del College Football. Editor en No Huddle a partir de 2024.