La temporada NFL es muy larga, y como bien dice la frase “no es como se empieza, sino como acaba”, los Denver Broncos son un buen ejemplo de ello. Es cierto que aún sigue quedando el último tramo final de campaña, pero el equipo del estado de Colorado ha ido de menos a más y hay motivos para tenerlos muy presentes.
Si damos un salto temporal hacia atrás, y volvemos al inicio de la offseason, el estado de ánimo de los Broncos no era el mejor. Recién habían cortado a Russell Wilson, por quien habían pagado dos primeras rondas, dos segundas, una quinta y tres jugadores. Además, Wilson dejaba este año un dead cap de 53 millones de dólares, y el año que viene 32 millones de dólares.
Con este movimiento, la gerencia de los Broncos dejaba claro que estaba en busca y captura en la posición de quarterback. Para encontrar a su hombre, hicieron uso del draft. En esa larga lista de jugadores seleccionables, había grandes candidatos como Caleb Williams, Jayden Daniels, Drake Maye, Michael Penix Jr, J.J. McCarthy y Bo Nix. El orden de selección de quarterbacks fue el nombrado justo antes, siendo Bo Nix el elegido por los Denver Broncos en el pick #12.
Bo Nix se presentaba al draft después de haber jugado cinco años en college. Los tres primeros los jugó en la Universidad de Auburn, equipo en el cual su padre también jugó como quarterback. Después de esos tres años, Nix vio que ese no era el mejor lugar para progresar en su juego y se transfirió a la Universidad de Oregon. Allí jugó sus dos últimos años, mejorando como mariscal y obteniendo los mejores números de su carrera.
Una vez seleccionado y realizada la offseason, el inicio de temporada para Bo y los Broncos no iba a ser fácil. Adaptarse al ritmo de juego de la NFL, y aprenderse el playbook de Sean Payton no es tarea sencilla. Sus dos primeros partidos fueron flojos, lanzando en ambos más de 34 intentos y dos intercepciones. Se le veía incómodo en el pocket, brusco reseteando los pies y no encontraba al receptor abierto.
En las semanas 3 y 4, la mejoría apenas se percibía pese a las dos victorias obtenidas. Seguía sin conseguir anotar su primer pase de touchdown, y sus 2.4 yardas/pase en la semana 4 contra los Jets eran preocupantes. Remarcar, también, que no le ayudaban en nada con el juego de carrera y la línea ofensiva no es que estuviese por encima de la media de la liga. Los Broncos debían hacer algo para poder ayudar al chico a desarrollar su juego.
Las semanas iban pasando, y los Broncos llegaban a la semana 10 con un récord de 5-4. Ese domingo les tocaba jugar contra un rival divisional como son los Kansas City Chiefs. Eso quiere decir que Nix debería lidiar con la temida defensa de Steve Spagnuolo. Contra todo pronóstico, la ofensiva de los Broncos jugó a un nivel muy alto y se vio a un Bo Nix muy serio. Sus números fueron 22/30 215 yardas y 2 touchdowns. Lo más destacable del partido fue su último drive para poner al equipo en field goal range. Fue una serie sostenida, cuando faltaban 5 minutos para el final, y la ofensiva fue capaz de ir avanzando poco a poco hasta dejar a los equipos especiales en posición de ganar el partido. Para colmo de los fans de Denver, Leo Chenal bloqueó el field goal ganador y la victoria fue para el conjunto de Arrowhead.
Tras el buen rendimiento de la ofensiva contra los Chiefs, la duda estaba en si ese nivel mostrado era flor de un día o podrían mantenerlo semana tras semana. Si el equipo era capaz de asentar una buena ofensiva, con el excelente rendimiento defensivo demostrado, los Broncos se convertirían en un rival muy peligroso y candidato a playoffs.
La semana 11 llegó, y con ella, los Atlanta Falcons. Era el partido para ver si las buenas sensaciones se confirmaban, o, por el contrario, la ofensiva seguía con su irregularidad. Pues bien, Bo Nix realizó el mejor partido que ha jugado hasta la fecha. Es más, me atrevería a decir que de todas las actuaciones que han realizado los quarterbacks rookies de este año, la de Bo Nix es la mejor hasta la fecha. Sus registros fueron 28/33 307 yardas y 4 touchdowns.
Dejando a un lado los números, lo más destacable del juego de Nix fue la calma con la que jugó. Se le vio muy tranquilo en el pocket, sereno, leyendo perfectamente el campo y demostrando una gran conexión con Courtland Sutton. Además, Payton está demostrando confiar en su quarterback al darle cada semana que pasa más responsabilidad en las lecturas. Ya no es una ofensiva con unas lecturas tan marcadas, a medida que avanza la temporada, Bo Nix demuestra progresar en ese aspecto y lo refleja en el campo.
La pregunta del millón: ¿Es Bo Nix candidato al premio Offensive Rookie of the Year? La respuesta es sí. No obstante, hay otros dos jugadores que hasta el día de hoy han demostrado más consistencia en su juego. Uno de ellos es Jayden Daniels, quien empezó muy bien la temporada, pero últimamente ha bajado un poco el nivel. Hay que remarcar que Daniels se ha enfrentado a defensas durísimas, y que el nivel de la ofensiva de Commanders no da para más. El otro nombre es el de Brock Bowers, el tight end de Las Vegas Raiders. Un jugador al que no se le nombra mucho, pero el temporadón que está haciendo es digno de mención.
Ingeniero electrónico y automático. Cubre la NFL desde 2016. Colaborador en No Huddle y TheSpanishBowl, medios referentes tanto en Sudamérica como España.
