Sin lugar a dudas, el récord ganador de 9-8 de la pasada temporada terminó dejando una sensación agridulce para los Seattle Seahawks, que todavía siguen sin encontrar un rumbo fijo después de llegar a lo más alto en el Super Bowl XLVIII. La era dorada de Russell Wilson, Marshawn Lynch y Pete Carroll quedó demasiado lejos en la línea de tiempo y, justamente, fue el legendario HC de 72 años el último en caer de todas las piezas que estructuraban la franquicia de la Emerald City.
En este contexto, no son pocos los que sostienen que, sin la sombra de Carroll encima, el margen de maniobra del GM John Schneider pareciera ser mucho más amplio. Sin embargo, la mayoría también coincide en que el teamwork con el nuevo HC, Mike Macdonald, será fundamental para (re)encauzar esta nueva versión de unos Seahawks que están atravesando un proceso de reconstrucción total.
Lo cierto es que con apenas una selección de primera ronda -Pick #16-, otra en la tercera -Pick #81- y dos en la cuarta -Picks #102 y #118-, Schneider no debería permitirse demasiadas locuras en un Draft en el que la mayoría de los equipos irá en busca de su QB franquicia. Así y todo, nadie descarta la posibilidad de que en la War Room se tome alguna decisión arriesgada sobre la hora para sorprender a propios y a extraños.
Con Geno Smith y Sam Howell preparados para la acción en las trincheras, los Seattle Seahawks tienen preocupaciones mucho más urgentes para rellenar los casilleros vacíos en el roster principal. En principio, el plan es rastrear el mejor material disponible en el catálogo para fortificar una OL sin profundidad y con poca experiencia. Además, Schneider y Macdonald tendrán que ser muy cuidadosos a la hora de encontrar los elementos necesarios para ajustar una defensiva que quedó entre las tres peores de toda la NFL.
El mayor desguace que experimentaron los Seahawks está en su línea ofensiva, en donde los nombres de Damien Lewis y Evan Brown ya son historia. Por eso mismo -y a pesar de incorporar al C Nick Harris desde los Cleveland Browns-, el objetivo de máxima en el Draft 2024 es el OT Troy Fautanu (Washington): un prospecto capaz de ofrecer diferentes opciones en cuanto a lo posicional y que conoce de memoria el estilo del nuevo OC de la franquicia, Ryan Grubb, en su paso por el football universitario.
Macdonald también tiene mucho que resolver en la posición de LB, ya que la partida de Bobby Wagner y la irregularidad que experimentaron Tyrel Dodson y Jerome Baker en los últimos tiempos no garantizan ningún tipo de seguridad de cara a lo que se viene. En este apartado, todos los cañones apuntan a Edgerrin Cooper (Texas A&M), un apoyador veloz y explosivo que se destacó por sus buenas lecturas en el campo de juego. Y si no es Cooper el elegido, el siguiente en la nómina es Marist Liufau (Notre Dame), un linebacker tan físico como indisciplinado, que incluso puede cumplir con varios roles en la defensiva.
Por último, es posible que Seattle siga muy de cerca a prospectos como Byron Murphy II (Texas) y Jer'Zhan Newton (Illinois) para el puesto de DT, más allá de las buenas noticias que significaron la renovación de Leonard Williams y la continuidad de Dre'Mont Jones por dos temporadas más. En el caso de Murphy II -que promedió 8.5 tackles y 5 capturas durante la última temporada-, los Seahawks se estarían asegurando un cazamariscales de lujo en este Draft 2024. De no ser viable su incorporación, nadie pondría en discusión la llegada de otros jugadores en el mismo puesto, como Brandon Dorlus (Oregon), Michael Hall Jr. (Ohio State), DeWayne Carter (Duke) o Leonard Taylor III (Miami), en ese orden.
Periodista y CM en prensa gráfica y radio. Cubre la NFL en No Huddle desde el 2021 y es parte de los equipos de redacción y Redes Sociales.