Los Green Bay Packers fueron la dinastía de la NFL en la década de 1960. De 1961 a 1967, el equipo formado por Vince Lombardi ganó tres campeonatos de la NFL así como también triunfó en los dos primeros Super Bowls, logrando un total de cinco títulos. En esta historia, repasaremos cómo un coach pudo cambiar la cultura de una franquicia que estaba fuera de rumbo.
Los Packers, desde su fundación, siempre fueron una franquicia muy extraña. Al estar en un pueblo pequeño, existe un modelo económico contrario al de los grandes capitales privados que manejan sus equipos con un puño de hierro. En esta ciudad de Wisconsin, los que pusieron el dinero para salvar al equipo y permitir que Curly Lambeau llevase a la franquicia al éxito en las décadas de 1920, 1930 y 1940, fue la gente. La misma gente que construyó los cimientos del estadio más mítico de la NFL, Lambeau Field, y que vio como en la década de 1950 sus Packers se devaluaban al punto de estar al borde de la quiebra, mostrando un producto muy mediocre en el emparrillado, lejos a lo que acostumbraban a ver.
Tras la temporada 1958, en la que Green Bay terminó con un récord de 1-10-1, la peor marca en la historia de los Packers, aún teniendo a ocho futuros jugadores del Salón de la Fama en el equipo, la junta de directivos del equipo decidió despedir al head coach, Scooter McLean. Los jugadores estaban desanimados, la gente iracunda y la NFL impaciente, ya que una ciudad que no generaba mucho dinero como Green Bay, no tenía lugar en la todavía adolescente liga, a menos que mantuviera su estándar ganador. Era hora de buscar un líder.
En el corazón de la gente quedaba todavía lugar para el fundador, Curly Lambeau, hombre que quería volver a tener control sobre las riendas del equipo, pero sus tácticas eran anticuadas y la liga lo había superado en todo sentido. La junta de directivos entendió lo mismo, y decidió ir para el lado contrario de la experiencia de Lambeau.
Vince Lombardi, un neoyorquino que creció con el sueño de ser un cura de la iglesia católica y un devoto por su religión, era el coordinador ofensivo de los New York Giants, en un equipo que contaba con, quizás, el mejor dúo de coordinadores de la historia, ya que además de Lombardi como coordinador ofensivo, la defensa se beneficiaba de tener a Tom Landry (quien también crearía su legado como un head coach legendario) como coordinador defensivo.
Las ambiciones de Lombardi, quien hasta ese entonces sólo había tenido experiencia como head coach en un colegio secundario de New York, se veían agonizantes, ya que el tiempo para hacer la transición a la posición que él quería se agotaba. Hasta que Jack Mara, eventual dueño de los Giants por herencia de su padre Tim, tras negarle el trabajo en New York, le sugirió sin querer a la junta directiva de los Packers contratar a Lombardi.
Tras negociaciones y peleas contra los directivos que querían a Lambeau nuevamente como coach, Lombardi aceptó el puesto de entrenador en jefe y gerente general de los Green Bay Packers, un 2 de febrero de 1959, día que vivirá por siempre en la historia de nuestro deporte como el nacimiento de una dinastía.
"Quiero que se entienda que tengo el mando por completo. Espero una cooperación total de ustedes. Nunca me han asociado con un perdedor, y no espero que eso suceda ahora". Esas fueron las primeras palabras pronunciadas por Vince Lombardi en su presentación a la gente, en un banquete que Green Bay solía realizar para los contribuyentes que mantenían a flote el equipo.
Esto requería un hombre de visión que supiera cómo quería armar su equipo y cómo la habilidad de un jugador individual encajaría en el esquema general. Que Lombardi lo haya hecho sin prejuicios, en una liga con equipos que se negaban a romper la barrera racial (por ejemplo los Washington Redskins) y en especial jugando en una ciudad tradicionalmente racista como lo era y es Green Bay, lo distingue.
Quería los mejores jugadores de football, no los mejores jugadores blancos, afroamericanos o azules. No le importaba el color de la piel de un jugador. Se preocupaba por el carácter y la habilidad. En cuanto al racismo, se caracterizó por tener una política de dos palabras: Tolerancia Cero. Hasta llegando a confrontar personalmente a los dueños de bares o restaurantes que no atendían a sus jugadores de color.
Mientras que la primera temporada en 1959 terminó con un récord mediocre de 7-5, Lombardi logró una hazaña increíble. Los Packers ya no eran perdedores, o un equipo que se rendía fácilmente. En cambio, el nuevo entrenador estableció las bases mentales y físicas para la dinastía por venir.
Lo más sorprendente de la hazaña de Lombardi es que cambió al equipo esencialmente con los mismos jugadores que antes eran tan horriblemente malos. Normalmente, una franquicia que quiere romper una racha perdedora esencialmente tiene que limpiar la casa y reconstruir desde cero. Lombardi dijo que no, trabajó, intimidó y reconstruyó este equipo desde adentro, convirtiendo una mentalidad perdedora en una ganadora.
También tomó algunas decisiones clave que impulsaron al equipo hacia adelante. Finalmente se decidió por el futuro QB del Salón de la Fama, Bart Starr, como su titular para el futuro. Creó una ofensiva que utilizó los talentos únicos de Paul Hornung como RB en lugar de tratar de convertirlo en un FB, dejando que Jim Taylor manejara esos deberes. Ayudó a los jugadores como los OL Jerry Kramer, Forrest Gregg y "Fuzzy" Thurston a convertirse en jugadores históricos. Al practicar las jugadas esenciales hasta que salgan naturalmente, especialmente el revolucionario sweep de RB, hizo que el juego fuera más simple para sus jugadores ofensivos y difícil de detener para los oponentes. En defensa, Green Bay era una combinación efectiva de maldad, inteligencia y atletismo. La maldad era provista por el LB sin dientes Ray Nitschke, quien terminaría en el Salón de la Fama junto con los DL Willie Davis y Henry Jordan, el CB Herb Adderley y el SS Willie Wood.
En 1960, Green Bay ganó la Conferencia Oeste de la NFL por primera vez desde 1944. Esta victoria, junto a las conocidas convicciones religiosas de Lombardi, llevó a la comunidad de Green Bay a ungir al coach con el sobrenombre de "El Papa". Lombardi condujo a los Packers al Juego de Campeonato de 1960 contra los Philadelphia Eagles.
En el último cuarto, en una jugada que habría ganado el partido, los Packers fueron detenidos a pocos metros de la línea de gol. "El Papa" había sufrido lo que sería su primera y única derrota en un juego de campeonato. Después del partido, y después de echar al cuerpo de prensa del vestuario, un Lombardi furioso le dijo a su equipo: "Esto nunca volverá a suceder. Nunca perderán otro campeonato".
La temporada de 1961 fue evidencia de esa frase. El club registró un récord de 11-3, lo que les valió el primer lugar en la Conferencia Oeste. Los Packers coronaron la temporada como los campeones al derrotar a los New York Giants por 37-0 en el Campeonato de la NFL. Este fue el séptimo título de la NFL para Green Bay. En 1961 fue la primera temporada en la que los Packers usaron la clásica "G" en sus cascos, que contrario a la creencia popular no representa a la ciudad de “Green Bay”, en realidad representa la palabra “Greatness”, grandeza.
El equipo ensamblado en la temporada siguiente, en 1962, es posiblemente el mejor equipo en la historia de la liga. Terminaron con un récord de 13-1 esa temporada, ganando nuevamente tanto la Conferencia Oeste como el Campeonato de la NFL, el octavo, por 16-7 frente a los New York Giants. Ese equipo anotó 415 puntos, permitió 148 y dominó en general, con un diferencial de +267 puntos. El conjunto no solo estaba cargado de talento, sino que era talento de Salón de la Fama. Obviamente, Vince Lombardi es un entrenador del Hall of Fame, pero tenían cinco miembros del Salón en la ofensiva (QB Bart Starr, C Jim Ringo, OL Forrest Gregg, HB Paul Hornung y FB Jim Taylor) y cinco más en defensa (LB Ray Nitschke, DT Henry Jordan, DE Willie Davis, S Willie Wood y DB Herb Adderley). Casi la mitad de los titulares están entre los mejores jugadores de la historia en sus respectivas posiciones.
El siguiente título llegaría recién tres años después, en 1965. Con un récord de 10-3-1, tras ganar la Conferencia, los Packers vencieron a los campeones defensores, los Cleveland Browns de Jim Brown, en el partido de Campeonato de la NFL por 23-12, logrando el noveno título de la franquicia. En esta temporada fue que Green Bay cambió el nombre del “New City Stadium” al ahora conocido “Lambeau Field”, tras la muerte del mítico fundador de la franquicia más ganadora de la NFL. Esto enfureció a Lombardi, quien estaba enemistado con Lambeau.
La temporada 1966 fue un quiebre en la historia. Los Packers, campeones defensores de la NFL, tuvieron un récord de 12-2 en la temporada regular, liderados por QB Bart Starr en su undécima temporada de la NFL. Starr, por siempre menospreciado, mostró su mejor versión en 1966, su única temporada de MVP. Lideró la liga en porcentaje de pases completos, yardas por intento de pase e índice de pasador, mientras que su relación de touchdowns a intercepciones de 4.7 a 1 sigue siendo una de los mejores de la historia. Starr tuvo un Rating de QB de 108.3 en una época en la que 55.3 era un número top 10 en la liga, además de ser el poseedor del máximo Rating de la historia de la NFL en playoffs (104.8) y ganador de siete partidos de Campeonato.
Tras vencer a los Dallas Cowboys en el Campeonato de la NFL, los Packers serían el representante de la liga en el primer Super Bowl junto a los Kansas City Chiefs, ganadores del título de la AFL. Los Packers triunfaron por 35-10, logrando el décimo título de la franquicia.
El último año victorioso de esta dinastía llegaría en 1967, los Packers nuevamente llegarían al Campeonato de la NFL para enfrentar a los Cowboys de Dallas en el histórico Ice Bowl en Lambeau Field. En la línea de gol, Bart Starr ignoró la jugada pedida por Lombardi, y faltando 16 segundos para el fin del partido decidió tirarse de cabeza a la zona de anotación en una de las jugadas más importantes de la historia de la liga, el QB sneak que le otorgó a Green Bay el (hasta el día de hoy) récord de tres Campeonatos de la NFL consecutivos por segunda vez en su historia, así como también selló el pasaporte de los Packers al Super Bowl II para enfrentar a los Oakland Raiders. Green Bay dominó el Super Bowl II por 33-14. El último título de la dinastía, el onceavo de la franquicia. Todo lo que sube debe bajar, a Wisconsin llegarían tiempos de cambio, y momentos de sosobra.
En el vestuario, los jugadores de los Packers festejaban el título obtenido en el segundo Super Bowl, la quinta final victoriosa en tres años. Pero frenaron cuando, entre lágrimas, el coach Vince Lombardi les informaba a todos que éste fue el último partido que él comandaría desde el costado de la cancha.
Lombardi estaba cansado, y el demandante estilo de vida como entrenador estaba causando estragos en su físico, como también en su vida marital. Bajo consejo de su esposa y del equipo directivo de Green Bay, el legendario coach aceptó quedarse con el rol de gerente general, pero prometió no volver a entrenar a los Packers.
Le entregó el puesto de entrenador en jefe a Phil Bengtson, un asistente y amigo de toda la vida, pero los Packers terminaron con un récord de 6-7-1 y fuera de los playoffs de la NFL. La caída estaba en efecto. Por si eso fuera poco, Lombardi no soportaba ver a sus jugadores perder bajo el mandato de otro hombre, por lo que renunció para irse a ser el head coach de los Washington Redskins, donde formó el plantel que en la década de 1970 sería campeón bajo el mandato de George Allen. Lombardi, sin embargo, tendría éxito moderado pero no lograría ser campeón en Washington.
"El Papa" fallecería en 1970. Se iría rodeado de sus familiares y ex jugadores, a quienes consideraba sus soldados, por quienes estaba dispuesto a dar la vida, y viceversa. La NFL, por respeto a la leyenda, nombró el trofeo del Super Bowl en su honor, llamándolo el Trofeo Lombardi. Los Packers pasarían por varias décadas perdedoras, hasta que a principios de la década de 1990, el gerente general Ron Wolf cambiaría su elección de primera ronda del Draft por el suplente de los Atlanta Falcons, un tal Brett Favre, que le devolvería, junto a su aprendiz Aaron Rodgers, el significado a la "G" que llevaban en el casco.
En la década de 1960, la NFL dió el paso para convertirse en la liga que hoy conocemos, y tal como sucedió en las décadas de 1920 y 1930, dependió del éxito de una franquicia rebelde, ganadora y que desafió todos los pronósticos, sobreviviendo económicamente en un pueblo pequeño, contra las grandes metrópolis y los negocios millonarios de los otros dueños de la liga, dependiendo siempre de las contribuciones de sus devotos fans. Un cuento de hadas contado por huesos rotos, sangre, sudor y lágrimas.
Green Bay aportó con esta dinastía a varias leyendas del deporte, un coach que comandó jugadores de un football romántico, idealista, y marcado por una época que hizo la transición de la etapa de la inocencia hacia un negocio multimillonario, hoy sanitizado y estandarizado. Vince Lombardi, los 15 jugadores que bajo su mandato tuvieron carreras que terminaron en el Salón de la Fama, los cinco campeonatos de NFL y los dos Super Bowls ganados, dejan en claro que la historia del football de la NFL como la conocemos al día de hoy fue escrita sobre la "G" color verde y oro.
Nota realizada por la redacción de No Huddle.