La tarde del domingo 5 de enero no fue la mejor para los Miami Dolphins: la derrota que le acababan de propinar los New York Jets combinada con la victoria de los Denver Broncos frente a Kansas City Chiefs los dejaba oficialmente fuera de playoffs y con un récord perdedor por primera vez desde que Mike McDaniel tomó las riendas del equipo. No hay vergüenza en terminar cerca del .500, pero para una franquicia que llegaba al 2024 con ansias de revancha y un plantel cargado de estrellas las expectativas eran mucho más altas, ¿la prueba más clara? La reacción que causó este desenlace en una de las grandes figuras de la ofensiva.
En declaraciones postpartido a la prensa, Tyreek Hill expresó su descontento poniendo en duda su continuidad en la franquicia del sur de Florida. Y no, no se trata de una exageración mediática o una expresión fuera de contexto: el WR ex all-pro dijo literalmente y frente a cámara que tenía que "...hacer lo mejor para mí y mi familia, así que voy a abrir esa puerta... estoy afuera bro, soy demasiado competitivo para quedarme fuera (de playoffs)". Por si quedaban dudas, al día siguiente le puso la cereza al postre cambiando su foto de perfil en redes por una versión editada de la foto de Antonio Brown abandonando el campo en medio del partido contra los Jets (con su cara en lugar de la de Brown) y agregando un posteo con sabor a despedida de yapa.
Así las cosas, todo pareciera indicar que the Cheetah va a vestir otros colores cuando arranque la temporada 2025. La gran pregunta, que sin dudas va a ameritar billones de caracteres en especulación es... ¿Cuáles serán esos colores? Con 31 años a cumplir en marzo, un contrato vigente hasta 2026 por cerca de 30 millones de dólares anuales y un extenso CV que incluye una temporada de casi 1800 yardas hace tan sólo un año, la situación es tan tentadora como complicada: hace falta un equilibrio entre lo que el jugador quiere (cultura ganadora, un buen QB, su sueldo intacto) y las posibilidades de los equipos pretendientes (espacio salarial, selecciones de draft para ofrecer a cambio, un cuerpo técnico que pueda manejar un perfil tan alto). A continuación, veremos 5 opciones que, al menos en los papeles, tienen algo de sentido.
Lo más obvio: la idea de Tyreek Hill atrapando bombas de Justin Herbert tiene que resultar encantadora para cualquier fanático del football (salvo, quizás, para los de Denver, Kansas y Las Vegas). Si a la ecuación sumamos la irrupción de Ladd McConkey y un juego terrestre fortalecido por la presencia de J.K. Dobbins, la ofensiva de los dirigidos por Jim Harbaugh pasaría muy rápidamente de buena a elite. En su primer año en la silla grande californiana, el ex HC de Michigan logró que su equipo llegue a playoffs prometiendo un futuro brillante. Espacio salarial disponible hay, y selecciones de draft para un trade también. En resumen: todo cierra.
Este punto es tan especulativo como hiriente, pero es posible que Hill no esté dispuesto a moverse a un equipo con una tradición larguísima de presentar grandes equipos que no ganan nada. Una de las razones por las cuales su tiempo con los Dolphins está terminando es la falta de campeonatos, y si bien en los papeles LAC debería ser un equipo mucho más competitivo con sus servicios, nada garantiza (menos que menos la historia reciente) que puedan competir por un Lombardi.
Con algo más de 100 millones de dólares disponibles, la franquicia capitalina se perfila como la tercera con mayor espacio salarial para el año entrante. Este hecho, sumado a la ventaja de tener un QB estrella con 4 años de contrato novato por delante, permiten soñar con la idea casi obscena de tener a Hill corriendo rutas al mismo tiempo que Terry McLaurin. Jayden Daniels logró una temporada debut espectacular con Scary Terry y no mucho más (el segundo jugador con más recepciones fue un Zach Ertz ya más cerca del retiro que de su prime), así que la idea de darle un arma de categoría más es, como mínimo tentadora.
Hill es famoso por muchas virtudes, pero el perfil bajo no es precisamente una de ellas. Sumarlo a un equipo con un claro WR1 (muy querido por sus compañeros y aficionados, dicho sea de paso) puede revestir un cierto peligro. El talento es indudable, y el techo del dúo es altísimo, pero si las cosas se complican en el vestuario, la situación puede ser enormemente contraproducente, sobre todo para un quarterback joven como Daniels. Dan Quinn no es ningún nene de pecho y seguramente tenga herramientas de sobra para manejar una hipotética crisis, pero no deja de ser un punto a considerar.
A pesar de haberse hecho su fama (y buena parte de sus dos MVPs) mayormente con sus piernas, Lamar Jackson sigue demostrando año a año que su brazo es igual de peligroso. Sin ir más lejos, en la temporada regular 2024 fue el quarterback con más pases de +40 yardas completos (14) de la mano de Zay Flowers y Rashod Bateman. Si a ese tándem se le sumara una amenaza vertical como Hill, y con el juego terrestre funcionando como funciona desde la llegada de Derrick Henry, la ofensiva de Baltimore pasaría de ser temible a lisa y llanamente imparable.
A primera vista todo debería funcionar: un equipo ganador, un QB elite, un entrenador con experiencia, un plantel y esquema ofensivos donde entraría sin problemas... el asunto que complica las cosas, en este caso, es uno de naturaleza financiera: como están las cosas, Baltimore entraría a 2025 con un espacio salarial proyectado de cerca de 11 millones de dólares, bastante poco para sumar a un jugador con un contrato tan oneroso. Por supuesto, siempre se puede hacer una pequeña limpieza, restructurar algunos contratos y patear el cap para el año siguiente. Es decir: es una complicación pero no necesariamente un impedimento.
Todavía recobrándose del desastre salarial que implicó el contrato (y posterior descarte) de Russell Wilson, los Broncos de Sean Payton tuvieron que encarar el 2024 con un plantel que, al menos en los papeles, no parecía demasiado prometedor. Sin embargo, gracias a la experiencia del HC y el inesperado éxito de Bo Nix como quarterback franquicia, los de Colorado están en playoffs por primera vez en ocho años. Para el 2025 el dinero muerto del contrato de Wilson se limpia y el espacio salarial para traer refuerzos (sumado al buen draft de este año) permite imaginar un equipo mucho más competitivo que el que actualmente está en ronda de comodines. El brazo de Nix para bolas profundas es prometedor, y Hill sería el indudable WR1 en una ofensiva a cargo de un entrenador que le ha dado a muchos de sus WR1 los mejores años de su carrera (Michael Thomas, por citar un ejemplo claro).
A diferencia de Los Angeles o Baltimore, la situación del quarterback en Denver no deja de ser un proyecto. Con +3700 yardas y 29 pases de TD (sexto en la liga), Nix tuvo un año destacado, pero no hay ninguna garantía de que ese éxito se prolongue del 2025 en adelante. Si las cosas se llegaran a poner difíciles, Hill podría encontrarse nuevamente en una situación de la que busca escaparse actualmente y esta posibilidad puede llegar a pesar en una hipotética decisión de mudarse a Colorado.
Está claro que la situación actual en Foxborough no es todo lo alentadora que uno esperaría para equipos en esta lista: recordemos que Tyreek está buscando un equipo ganador, con un gran quarterback y chances de competir. De esas tres cualidades, al menos en los últimos años, New England cuenta sólo con una (y parcialmente): Drake Maye demostró, con muy escasa ayuda, que su talento puede hacer la diferencia en esta liga. Si bien los Patriots no pasan su mejor momento, la franquicia tiene una historia reciente de triunfos que le valen un respeto diferente. Si Patriots acierta con la contratación del remplazo de Jerod Mayo, esta franquicia tiene el espacio salarial, el quarterback y la cultura para convertirse rápidamente en un equipo poderoso.
El último renglón del párrafo anterior es la debilidad de esta idea: son demasiados "sí". Las cosas perfectamente pueden salir para el otro lado, y en lugar de hablar de New England como un equipo respetable podemos volver a pasar toda una temporada viendo como se arrastran entre la mediocridad y el puro desastre. Es una apuesta con un techo tan alto como bajo es el piso. Resta ver qué tanto riesgo quiere tomar el insatisfecho receptor de (por ahora) los Miami Dolphins.
Diseñador Gráfico UBA. Cubre la NFL desde 2022. Redactor y diseñador en No Huddle, el medio más grande de fútbol americano en Sudamérica. Co-conductor de Falso Punteo, podcast de análisis, opinión y humor sobre la actualidad de la NFL.