La semana pasada 30 jugadores del programa de football de la UCLA hicieron públicas sus exigencias de protección contra posibles injusticias que podrían presentarse en el regreso a los entrenamientos mientras dure la pandemia global de COVID-19.
Si bien el primer análisis dicta una referencia directa a que los jugadores, quienes no tienen suficiente confianza en su staff técnico y el head coach Chip Kelly, es cierto también que al leer el documento completo, se puede ver que la preocupación de los integrantes del equipo universitario es mucho más amplia y busca llamar la atención de todas las autoridades y responsables de protocolos, becas, fechas y métodos de entrenamiento.
Los jugadores, incluyendo al mariscal de campo titular Dorian Thompson-Robinson, plantearon su disconformidad con el tratamiento poco cuidadoso que históricamente UCLA ha tenido para sus becados, y propusieron como principal requerimiento disponer de un profesional médico independiente con permiso para auditar el cumplimiento de los protocolos oficiales para la prevención del coronavirus. Consideran que de esa manera podrían dar una especie protección anónima a cualquier atleta que denunciara violaciones de normas sanitarias.
Uno de los párrafos más elocuentes del documento dice: “La decisión de volver al entrenamiento en medio de una pandemia mundial nos ha puesto a nosotros, los estudiantes atletas, en la primera línea de una batalla que nosotros como nación aún no hemos podido ganar. Creemos que, como algunos de los primeros miembros de la comunidad en intentar un retorno a la normalidad, debemos tener garantías que nos permitan tomar decisiones informadas y estar protegidos, independientemente de nuestra decisión ".
Para bajar las resonantes consecuencias de la declaración de su equipo, el quaterback Thompson-Robinson subió un tweet en defensa del coach Kelly, aclarando que el propósito buscado era la seguridad del programa en su conjunto y que el entrenador Kelly estaba de acuerdo con las demandas de la carta presentada.
UCLA habilitó para la semana del lunes 19 de junio el regreso voluntario de sus estudiantes a los primeros entrenamientos individuales. Aunque todos los equipos están observando con preocupación como evoluciona el panorama del equipo de football de la Universidad de Texas, donde se han reportado 13 casos de COVID-19 en los primeros días de su regreso al campus.
La NCAA anunció que aquellos los equipos que debutan el 29 de agosto pueden iniciar sus entrenamientos obligatorios a partir del 6 de julio. Y sin embargo la Universidad de California-Los Angeles no ha llamado aun a sus jugadores porque no cuenta con la aprobación del condado de Westwood. Así todo, las medidas parecen no ser suficientes y potencian requerimientos del plantel que que parecen venir de tiempo atrás, en referencia por ejemplo a lesiones mal curadas o exigidas antes de tiempo, lo cual si se vuelve un reclamo mucho más directo al entrenador Kelly.
Lo cierto es que la pandemia global obliga a todas las instituciones a revisar sus programas con valores estrictos como jamás se vio. Un error o descuido puede traer todo tipo de consecuencias. Y los jugadores por ser las personas más expuestas, no pueden dejar pasar como inadvertida esta situación.
Empecé a seguir la NFL allá por 1989, y por el encanto que tiene la ciudad de Seattle de inmediato me convertí en fanático de los Seahawks. Escribo crónicas periodísticas y participo de los podcasts. Me obsesiona la estrategia que domina al football americano tanto dentro como fuera del campo de juego. Creo que la NFL representa al deporte del futuro en su combinación exacta de fuerza, habilidad e inteligencia.