Si a alguien en el día de mañana lo contrataran como Gerente General de una franquicia y tuviera que reconstruir el equipo, hacerlo competitivo e intentar ser campeón de esta NFL moderna, ¿cuál es el lado de campo del juego que debería desarrollar primero, el ofensivo o el defensivo? ¿Qué podría considerarse más importante: tener una ofensiva que haga muchísimos puntos o tener una defensiva asfixiante que provoque un score bajo en los partidos?
Si uno pensara en los comienzos de la NFL hasta mediados de los '80 y principios de los '90, esa respuesta hubiera sido bastante fácil: "Desarrollemos una defensiva intimidante y luego mejoremos el ataque". Y a las pruebas me remito: en los años '70 podemos recordar a los Steelers de Pittsburgh, que con su línea defensiva apodada “La Cortina de Hierro”, sometieron a las ofensivas rivales y lograron ganar cuatro Super Bowl; o en la década de los '80, cuando Mike Ditka y su coordinador Buddy Ryan, hicieron de los Bears de Chicago, en la temporada 1985, una defensiva impenetrable (para muchos, la mejor de la historia de la NFL), y también fueron campeones del trofeo Vince Lombardi. En ambos casos las ofensivas no era para nada malas, tenían jugadores que luego fueron al Salón de la Fama, pero el motor y la causa de los campeonatos iban por el sector defensivo.
Esto no quiere decir que en esas épocas no hubiera grandes ofensivas. Es imposible no hablar de los San Francisco 49ers del mariscal de campo, Joe Montana. En los '80 fueron una dinastía, ganaron cuatro Super Bowls y marcaron los cimientos para la modificación del juego más adelante. Establecieron un ataque que hoy en día usa la mayoría de los equipos, donde se involucra a los corredores en el juego aéreo: el denominado sistema “de la costa oeste”.
Ahora sí, sin ánimo de aburrir con historia, intentaré dar motivos suficientes desde ambas ópticas para que cada uno, con su propio criterio decida qué es lo primero que va a reforzar.
Con el afán de poder vender el deporte al extranjero, de generar espectáculos más vistosos, con muchas más anotaciones y jugadas espectaculares, el comisionado de la NFL modificó algunas reglas donde se prohibieron golpes a los mariscales de campo que en épocas anteriores sí eran aceptadas.
Esta decisión estimuló a los coordinadores ofensivos a revolucionar sus playbooks y sistemas de juego. Ya no son ofensivas desgastantes con propensión a los continuos acarreos y descontar minutos en el reloj. Ahora son jugadas más verticales, con un ataque aéreo como arma preponderante y con corridas que tienen como objetivo, generar el espacio suficiente para luego dar el zarpazo por aire.
Tal vez es el motivo principal y más significativo de toda explicación sobre por qué el ataque es más influyente que la defensa. Todo comienzo de una reconstrucción arranca con la elección del mariscal de campo. Es la posición más importante del deporte y se encuentra del lado ofensivo de la cancha. Un fiel ejemplo de esto es lo que ocurrió en los dos últimos draft de la NFL. Tanto Arizona como Cincinnati tenían muchas debilidades, tanto defensivas como ofensivas, y pudieron haber elegido linieros de la talla de Nick Bosa o Chase Young, pero apostaron en el primer pick global del draft por un QB, para tratar de asegurarse años de calidad en ataque aunque no fuesen el mejor jugador universitario elegible.
Conservar un gran mariscal permite tener un equipo contendiente. Russell Wilson, Aaron Rodgers, Drew Brees y Peyton Manning son el fiel de reflejo de esto. Durante muchos años, su defensa fue bastante deficitaria, pero gracias a su labor sus equipos siempre estuvieron arriba en la tabla de posiciones.
En la actualidad sin un QB decente no hay chances de ser campeón. Un ejemplo son los Bears del año 2018. Tenían la mejor defensiva de la liga por escándalo, pero su QB (Mitchell Trubisky) era bastante mediocre y por eso sucumbieron rápidamente en los playoffs.
En la NFL, hay una vieja pero muy cierta frase que dice “quien maneja el reloj del partido maneja el ritmo del partido y quien maneja los tiempos del cotejo es quien seguramente se vaya a llevar el triunfo”.
En el pasado para gobernar el período, lo único que se hacía era correr infinidad de veces con un solo jugador. Si bien eran ofensivas predecibles, la calidad del corredor hacía que pudiese mover las cadenas. Asimismo, no habían tantas cámaras de filmación, por ende era mas difícil estudiar las tendencias y los gaps por donde iban a correr.
En la actualidad, eso es imposible y necesitas de otras armas para renovar los intentos. La cantidad de acarreos de un mismo jugador se limitó porque sino saldrían lesionados rapidamente. Además, los equipos tienen tecnología de punta, por lo cual con sólo ver la formación del rival ya saben qué jugadas pueden venir. Estos motivos hacen que se necesite tener un esquema ofensivo balanceado con infinidades de variantes, donde la defensiva no sepa que vas a realizar. Para lograr eso, debes que invertir en recursos ofensivos tanto fuera del campo para diseñar ese esquema de jugadas como dentro del mismo para tener jugadores de calidad que puedan ejecutarlo.
De esta forma marcas el rumbo del juego y tenés grandes posibilidades del llevarte la victoria. Seguramente algunas personas podrían refutarme diciéndome que Kansas City no necesita este manejo. A lo que yo contestaría que Mahomes hay uno solo y la excepción no hace a la regla. Hay 31 equipos restantes que sí lo necesitan.
Los jugadores ofensivos de hoy son muchísimos más versátiles, y a su vez más peligrosos de marcar. En el pasado, uno medianamente sabia la funcion que tenia cada jugador y no se salían del libreto. En la actualidad, los skill players tienen las habilidades para hacer absolutamente todo. Un RB puede realizar rutas de receptores y ser muy eficaz en el juego aéreo. Un WR efectúa dos cortes o más en su trayecto, o se puede formar como RB, el TE ahora, ademas de bloquear, sale en rutas largas, y hasta se posiciona en las esquinas como receptor abierto. Estas destrezas los hacen ser atletas imprescindibles en su roster y una ventaja por sobre el defensor que antes no había. Son totalmente impredecibles.
Los cambios tecnológicos en el mundo también juegan a favor de las ofensivas. En epocas pasadas, en diciembre, realizar jugadas de pase en estadios abiertos al norte de Estados Unidos era prácticamente una utopía. Los jugadores se resbalaban fácilmente, sus manos estaban heladas y no tenían sensibilidad para atrapar el balón, y el campo de juego era bastante malo.
Ahora, con las nuevas innovaciones, los terrenos pueden ser un billar en cualquier clima que los acoja. Hay calzados para distinto tipo de césped (natural o artificial) que permiten realizar los cortes sin patinarse. Se fabricaron guantes específicos para poder atrapar mejor y más fácil el ovoide. Todas estas invenciones generaron una nueva dificultad para las defensivas y una nueva arma para que las ofensivas puedan prevalecer en el juego.
Para reivindicar esta revolución ofensiva, en la temporada 2018 se produjo una situación histórica para el deporte. Las cuatro mejores ofensivas de toda liga (Kansas City Chiefs, New England Patriots, Los Angeles Rams y New Orleans Saints) avanzaron a sus respectivas finales de Conferencia.
Cuando la defensa continuamente provoca un tres y afuera al equipo rival, le genera una tranquilidad muy preciada a la ofensiva. El ataque sabe que puede cometer errores y tu sector defensivo tiene las herramientas suficientes para enmendar ese desacierto y devolverte la posesión, o generar ellos los puntos en el marcador. En otras palabras: te saca toda la presión de tener que anotar si o si en cada drive para poder llevarse el cotejo.
Y cuando un equipo no tiene presión, las cosas salen más fluidas, con más naturalidad y a la postre, con mayor rédito. Es más, pueden tomar mayores riesgos sabiendo que atrás está el respaldo necesario. Eso es un valor gigantesco que sólo la defensiva genera.
No hace falta tener un jugador estrella para que la defensiva pueda estar entre las mejores de la NFL. Necesitas un sistema adaptado al roster que gozás, y si cada jugador tiene bien asignado su rol dentro de la cancha, pueden dominar a los rivales. Los Patriots y los Bills son los grandes ejemplos. No tienen deportistas descollantes, y gracias a un estilo bien aceitado, fueron de las mejores de la NFL. Muchos podrían decir que Stephon Gilmore (Patriots) es el mejor esquinero de la NFL, pero creo que el sistema lo potenció a ser uno de los corner elite. En otro equipo no hubiese rendido de igual forma. Malcolm Butler es un modelo a la inversa, en los Pats tenía un excelente nivel y cuando recayó en los Titans su juego empeoró rotundamente.
Está claro que atesorar a un deportista top en su posición, siempre agrega muchísimo valor e impulsa aún más a la defensa para ser cada vez mejor pero no es necesidad sine qua non como si lo es en el ataque.
Tal vez sea la causa madre y el fundamento principal por el cual las defensivas mandan el juego. Si no usufructúas una defensa poderosa es IMPOSIBLE salir campeón. Ningún equipo con una defensa promedio y con una ofensiva top llegó hasta el último partido del año mientras que en la situación inversa si ha pasado en varias ocasiones. Y a las estadísticas me remito, todos los conjuntos que se benefician de tener a su defensa en el top 5, aumentan sus posibilidades de ser campeón. Es más, siempre que se enfrentan la mejor ofensiva contra la mejor defensiva, en el 95% de los casos sale ganadora la segunda. Poseer una buena defensa te genera tener una base muy alta para llegar a los playoffs y pelear por obtener un anillo de campeón.
En esta NFL moderna, el espacio salarial es uno de los temas importante para la reconstrucción de un equipo. Los Gerentes Generales siempre intentan obtener jugadores de gran valor, al menor salario posible. En esta situación, es otra ventaja para el equipo defensivo. En la mayoría de las franquicias, la suma de los sueldos de los jugadores defensivos es muy inferior a la remuneración de los atacantes. Esto significa que con menos plata podes hacer una defensa competitiva que te ayude a luchar por el título.
En la actualidad, está claro que si queres tener un equipo pretencioso de hacer grandes cosas, con solo poseer un gran ataque o una defensa no basta. Necesitas que ambos esquemas sean sumamente productivos y de los mejores de la liga, porque si no te vas a quedar a mitad de camino .
Mi veredicto seria, primero inclinarse en elegir un QB que brinde muchos años de calidad, segundo, intentaría protegerlo con buenos lineros porque si no, tenemos el riesgo de que se lesione y su carrera sea corta. Después iría para el otro lado y reforzaría la defensiva en todas las líneas, comenzando por los cazamariscales. Y por último, le brindaría herramientas al mariscal titular. Obviamente ser un equipo competitivo no es cuestión de un año, sino de varios, donde con el paso de las temporadas vas adquiriendo las armas en los sectores vulnerables de tu roster.
Co-Founder de No Huddle. Miembro activo del fútbol americano nacional desde 1996. Conductor del programa de Football Nacional y redactor de la web.