Tras el prematuro retiro de Andrew Luck, Indianapolis atravesó una temporada con altibajos que culminó con un récord de 7-9 en la AFC Sur. Obligado a reforzarse en varias áreas, para no desperdiciar el talento que posee en otras, los Colts se movieron bastante en la offseason. Renovaron a Anthoyn Castonzo, firmaron jugadores como Phillip Rivers, Xavier Rhodes y Trey Burton e intercambiaron su pick de primera ronda por DeForest Buckner con San Francisco.
Con su flamante y experimentado mariscal confirmado, llegaron al Draft con la necesidad de proveerle nuevas armas, pero también con la obligación de seguir sumando talento a la defensiva para mantener un equipo equilibrado.
A continuación, todas sus elecciones en este 2020:
Haciendo uso de una clase colmada de buenos receptores, Indianapolis sumó a uno de los más destacados. Con una altura de 1.93m, Pittman aprovecha su tamaño para imponerse como un receptor de posesión que es capaz de correr todo tipo de rutas y darle dolores de cabeza a cualquier esquinero de la NFL desde el primer día.
Si bien tiene que mejorar su release ante la presión inicial y carece de velocidad para generar la separación necesaria de un potencial WR1, luce como un complemento ideal para T.Y. Hilton en el lado opuesto.
Taylor es para muchos especialistas el mejor corredor de la clase. Realmente se trata de un RB de manual en cuanto a atributos físicos, velocidad y durabilidad. Esto lo ha llevado a una producción absolutamente dominante en Wisconsin, donde superó las 2000 yardas de scrimmage en cada una de sus tres temporadas. Aunque no fue factor en el juego aéreo, se espera que sea un factor posible de mejorar en la NFL.
Sin embargo, el ex Badger llega con algunas cuestiones a considerar. Aquella cantidad de yardas conseguidas en el colegial fueron producto de más de 900 acarreos, con lo cual arriba con muchísima carga en sus piernas a una liga donde los corredores parecen ser cada vez más “descartables”. Abusar de su uso puede significar un alto riesgo de acortar su carrera profesional. Además, debe corregir el tema de los fumbles, ya que acumuló 15 en su etapa universitaria.
Esta no era una de las necesidades claras de Indianapolis en el Draft, pero un jugador de la calidad de Taylor, corriendo detrás de una gran línea ofensiva, puede traerle muchísimas alegrías a los Colts.
A nivel colegial, Blackmon ha jugado de cornerback, pero algunas complicaciones en las coberturas lo llevaron a trasladarse a la posición de safety, desde donde aportó lo mejor para Utah. Con una buena combinación de tamaño y velocidad puede colaborar tanto en lo profundo del campo como ante el juego terrestre rival según requiera la jugada.
Una lesión en su rodilla en diciembre lo ha hecho caer un poco en esta selección de jugadores, pero tiene lo suficiente como para ser un buen complemento de Malik Hooker en esa defensiva.
Eason tiene un verdadero cañón en el brazo y es capaz de lucirse como pocos con pases profundos en jugadas de play-action. Tiene muchísimo trabajo por delante, ya que la combinación de su falta de movilidad con su tendencia a colapsar ante la presión, harán que sea muy difícil su adaptación a la NFL. Sin embargo, se encuentra en una muy buena posición en los Colts, donde tendrá tiempo para desarrollarse y dar el salto cuando esté mejor preparado.
Un caso particular de un TE que se transformó en OT y en la NFL se espera que juegue como OG. Su físico está lejos del ideal para rendir en el máximo nivel y debe mejorar mucho su técnica en protección de pase, pero ha demostrado una muy buena capacidad para evolucionar constantemente y tendrá la oportunidad de hacerlo trabajando con una línea ofensiva de elite como es la de Indianapolis.
Sin duda una apuesta arriesgada de Colts por él. Un jugador incansable que está bastante lejos del tamaño necesario para un liniero defensivo interior en el máximo nivel y tampoco lo compensa con velocidad o fuerza. Tendrá que mejorar muchísimo para ganarse un lugar en el equipo.
Un cornerback de slot pequeño, pero muy veloz. No ha sido particularmente dominante como defensivo en su carrera colegial, pero puede volverse un arma muy peligrosa devolviendo patadas en equipos especiales.
Al igual que con Pittman, Indianapolis apuesta por otro WR corpulento cuyo gran tamaño lo vuelve una amenaza en zona roja. Correcto corriendo las rutas, pero sin la aceleración necesaria para ganar separación de los esquineros rivales.
Con su tercer pick consecutivo en el Daft 2020, los Colts cerraron su selección de jugadores con este LB que carece de tamaño y alcance para lucirse en la NFL, pero ha demostrado gran mentalidad y energía para jugar más allá de sus limitaciones. Ha aportado muchísimo en equipos especiales y allí podría estar su rol en Indianapolis.
No sé desde cuando veo NFL, pero desde 2013 es solo un mal necesario para poder jugar al Fantasy Football, la razón de mi vida, el motor de mi existencia. De la mano de la Superliga, nos vamos a encargar de demostrar en No Huddle que todo es Fantasy.