Tras un muy extraño año 2020, la temporada del football americano colegial ha llegado a su fin y, con ella, el momento de premiar a su mejor jugador. El Trofeo Heisman, entregado de manera ininterrumpida desde 1935, es el máximo galárdon que puede recibir un estudiante-atleta a nivel universitario, premiando no solo el talento sino también su determinación dentro de la cancha.
Este 5 de enero, con transmisión de la cadena ESPN, la NCAA entregará el premio a uno de los cuatro nominados: Mac Jones (QB, Alabama), Kyle Trask (QB, Florida), DeVonta Smith (WR, Alabama) y Trevor Lawrence (QB, Clemson). Los redactores de No Huddle dan sus votos de cara a una de las fechas claves en el football colegial.
No, el Heisman no es un premio que habitualmente se le de a los receptores. Para encontrar al último jugador en esta posición en llevárselo hay que volver en el tiempo casi treinta años, cuando en la temporada 1991, Desmond Howard, quien además fue uno de los mejores retornadores del país con Michigan, se llevó a casa la distinción individual más prestigiosa del football americano colegial.
Este año, la suerte de los WRs puede cambiar. DeVonta Smith no solo fue el arma principal en un ataque lleno de playmakers talentosos, sino que su juego fue tan dominante que casi no hay discusiones de que fue realmente el mejor jugador de la NCAA en el 2020. Smith rindió en todos los partidos de Alabama, y en cada uno de ellos, cuando las papas quemaban y se requería de la aparición de una estrella, el oriundo de Amite, LA, respondió. A la hora de votar un Heisman, ese punto clave no aparece en los candidatos salvo, obviamente, en su mariscal Mac Jones.
Los números de Smith son históricos en su conferencia, terminando su campaña previa a los playoffs con 98 recepciones, 1.511 yardas y 17 anotaciones. Todas estas marcas lo ubican entre las cinco mejores en esos departamentos en una temporada en la SEC, demostrando consistencia y explosividad en el 2020.
A pesar de que su equipo no está en playoffs, no podemos culpar a su QB por las tres derrotas que finalmente tuvieron los Gators. Fue el motor que puso en marcha a la máquina ofensiva de Florida, siendo constante a lo largo de la temporada.
Es verdad que su partido contra LSU terminó manchando el gran año que venía haciendo, lanzando para menos de tres TDs por primera vez en la campaña y agregando dos intercepciones. Pero fue más una excepción de partido que una regularidad, y es más, errores defensivos y de concentración de algunos jugadores terminaron haciendo que los Gators cayeran derrotados en ese partido.
Pasando a lo que fueron sus números, lo podemos destacar desde varios lados, ya que fue el QB con más yardas de pase en todo el college con 4.125 y el que más TD lanzó con 43. Es verdad que no fue el mariscal con mayor cantidad de yardas por intento de pase (se quedó en el octavo puesto) ni el que tuvo mayor rating (alcanzó apenas la quinta posición), pero también hay que mencionar que es el jugador que se hizo cargo de la ofensiva y, sin un juego en carrera funcionando en Florida, tuvo que lanzar y forzar más de lo óptimo.
Cada año, lamentamos que el Trofeo Heisman se haya convertido en un “premio de QBs", y luego discutimos sobre si el jugador más valioso realmente puede ser para cualquiera que no sea un mariscal de campo, cuando esa posición toca la pelota en cada jugada y es el principal responsable del éxito o fracaso de un equipo.
¿Por qué, entonces, las casas de apuestas tienen a DeVonta Smith como el favorito para llevarse a casa el hardware, cuando su propio QB, Mac Jones, comparte todas sus estadísticas, además de las estadísticas de sus compañeros receptores? Porque la gente sabe cuándo está viendo la grandeza. Porque cada vez que toca el ovoide algo especial puede pasar.
¿Quieren estadísticas? Smith lidera a toda la nación en recepciones, yardas por recepción y yardas después de la recepción. El QB Mac Jones está teniendo una de las mejores temporadas en la historia del football americano universitario y Smith ha comandado casi la mitad de esa producción, a pesar de compartir el total de posibles objetivos con otros seis receptores de pases.
En el 65% de sus partidos este año superó las 140 yardas recibiendo pases. Los otros fueron todos partidos definidos en los que Alabama sustituyó a los titulares después del medio tiempo, e incluso contra Arkansas, agregó un regreso de patada para touchdown.
DeVonta Smith es el mejor jugador del país, ciertamente el mejor receptor, y el jugador más determinante del deporte a nivel universitario. Merece el premio, y espero que se lo otorguen.
Tardé en encontrarle la vuelta, pero la NFL me dió su primer bosquejo en el Super Bowl XLV, allá por 2011. De ahí en más, mi fascinación y conocimiento por este deporte han ido en ascenso y desde el 2017 cubro lo que me gusta llamar como la liga más bonita del mundo. Periodista creyente de que hay una mejor manera de informar. Scout aficionado. Mis compañeros me dicen que soy el “CEO”. Acerero.
Empecé a ver la NFL por el 2010-2011, pero de forma poco constante. En 2012 el deporte me empezó a gustar y en 2014 me terminó de enamorar. La inteligencia y la estrategia con la que se juega es algo que me hizo valorarlo mucho. Participo en los podcasts y escribo historias y rankings en la sección de College. Un enfermo de ver tapes y scoutear jugadores, siempre en el buen sentido. Panther gracias a Cam y sobre todo, a Kuechly.
Nací en Rosario, Argentina. Soy analista de football americano profesional y colegial en No Huddle. Mi pasión por el deporte comenzó en 1996, año en el que nací. Mi padre festejó la llegada al mundo de su hijo con el título de sus queridos Green Bay Packers en el Super Bowl XXXI. Desde entonces, vivo por el ovoide y por los Packers, franquicia de la que soy confeso hincha por herencia. Es imposible que estemos todos de acuerdo, pero el respeto y el profesionalismo no se negocia.