Ya entramos de lleno en modo offseason, pero la NFL no nos da descanso. Por esa razón es que iniciamos esta serie de notas en las que, como dice el título, intentaremos descifrar qué fue lo que no les funcionó a las franquicias la temporada pasada y, por qué no, también encontrar soluciones para mejorar en el corto y mediano plazo.
Estrenamos la sección con una de las franquicias más populares pero también más controversiales de toda la liga. Los Dallas Cowboys encararon la temporada 2020 candidateados a ser una de las sorpresas, pudiendo colarse en los playoffs y hasta haciendo ruido en los mismos. Luego de 10 años tenían nuevo entrenador, Mike McCarthy, quien supo levantar un Lombardi en el AT&T Stadium y las esperanzas se renovaron por completo en la ciudad.
Incluso, el balance de la agencia libre y el draft había sido más que positivo considerando los nombres de experiencia que sumaron (Everson Griffen -ahora en Lions-, Dontari Poe -agente libre desde mediados de temporada-, Gerald McCoy -se perdió todo el año por lesión-) y la clase de rookies que asomaban del draft (CeeDee Lamb, Trevon Diggs, Neville Gallimore y Tyler Biadasz, entre otros), considerada como una de las mejores de toda la liga por muchos expertos. Con todos estos movimientos, la ofensiva aspiraba a liderar la NFL mientras que la defensiva acompañaría el desempeño de Dak y compañía, ingresando al campo con el marcador a su favor. Todos conocemos cuál fue el desenlace para la estrella solitaria...
La campaña terminó con un contundente récord de 6-10 que planteó muchas dudas a futuro y abrió una serie de incógnitas que deberán resolverse en las próximas semanas, completamente alejado de lo que imaginaban los fanáticos y el propio Jerry Jones, dueño del equipo. Las lesiones atestaron por completo el roster y, para detrimento de Dallas, fueron sus principales figuras quienes protagonizaron las mismas: casi la mitad de la ofensiva titular quedó fuera por toda la temporada (QB, ambos OT, TE1, C -retirado-) y, en la defensa, los nombres que mencionamos anteriormente trajeron más problemas y preocupaciones fuera de la cancha de lo que produjeron dentro de la misma y tuvieron que emigrar vía trade o quedando en libertad de acción. Sumado a esto, hubo un conflicto interno entre los propios jugadores y el entonces nuevo coordinador defensivo, Mike Nolan, en el cual varios no estaban 100% de acuerdo con sus ideas y esto generó rispideces pero, fundamentalmente, pobres actuaciones que provocaron que los Cowboys tengan que correr de atrás en la mayoría de sus partidos.
Si bien estos motivos eran ya suficientes para categorizar de mala manera la temporada, hubo un evento que sacudió por completo a la franquicia y puso fin a cualquier esperanza que había de ser competitivos este año: la lesión de Dak Prescott. En la semana 5, frente a Giants, sufrió la fractura y dislocación de su tobillo derecho, lo que le puso punto final a su año. El QB se encontraba jugando bajo la etiqueta de jugador franquicia dado que no había podido llegar a un acuerdo antes del deadline del 15 de julio pasado y su continuidad es toda una incógnita, motivo que nos lleva al siguiente análisis.
¿Hay huecos a cubrir? Muchísimos. ¿Necesitan adquirir talento en la agencia libre? Desesperadamente. ¿Son estas las prioridades desde que finalizó la temporada? Esperamos que no. La prioridad es y debe ser un solo nombre, Dak Prescott. Si los 11 partidos en los cuales se ausentó por lesión no bastaron para demostrar que este equipo tiene un grandísimo jugador en su QB pero, más importante aún, un líder, entonces la gerencia de Dallas fracasó por completo.
De hecho, el mismo Jerry Jones hizo declaraciones, muy acertadas por cierto, en las que asegura que “Dak tiene ventaja en la negociación” de su próximo contrato debido a su importancia para este plantel. En julio pasado hubo fuentes que aseguraron que el acuerdo se produjo, solo que no a tiempo para oficializarlo. Con un tope en el espacio salarial que estará por debajo del que hubo este último año y con la necesidad de adquirir talento cuanto antes, la familia Jones deberá encontrar la manera de estructurar el contrato de su mariscal de manera tal que les permita contar con espacio para negociar otros puestos. No obstante, si quieren ser un equipo ganador y dominante, deberán acordar los términos de un vínculo multianual con Prescott.
Aclarada la prioridad número 1, como mencionamos inicialmente, hay muchos huecos a cubrir. La ofensiva, de estar sana, puede salir de memoria, mientras que del lado defensivo hay muy pocas certezas. Tank Lawrence, Randy Gregory, Leighton Vander Esch y Trevon Diggs parecen ser los únicos que se ganaron el voto de confianza para ser titulares en esta unidad, lo que nos deja con otros siete lugares en los que se puede encontrar talento. Uno de los sectores que más sufrió fue la secundaria y esta agencia libre tendrá varios veteranos pro bowlers que podrían ser de mucha ayuda: Richard Sherman y Patrick Peterson para cubrir las esquinas y, por otra parte, Anthony Harris y Justin Simmons para el centro del campo y las espaldas de los CBs. La gerencia de Dallas nunca se destacó por dilapidar grandes cantidades de dinero en las últimas agencias libres, sin embargo, la presencia de Mike McCarthy ya en su segundo año puede que genere un cambio de enfoque.
Lo cierto es que gastando mucho o poco, deberán mejorar su roster. El tope salarial será reducido pero siempre hay maniobras para liberar espacio y conseguir contratos cortos que puedan ser beneficiosos para ambas partes. También es seguro decir que lo que suceda en la agencia libre condicionará u orientará la conducta a seguir en el draft.
Así como Dallas es conocido por no gastar demasiado dinero en la agencia libre, lo es por conseguir talento en el draft, caracterizado por encontrar titulares valiosos en rondas bajas. Sin ir más lejos, en el último año probablemente hayan descubierto en Lamb, Diggs, Gallimore y Biadasz, a cuatro titulares para las próximas tres o cuatro campañas. Claro está que la evaluación del talento es más complicada a sabiendas de que estos jugadores tienden a explotar a partir de su segundo o tercer año en la liga, pero aún así, los Cowboys suelen lograr buenas producciones de sus novatos.
A diferencia de lo que fue el último draft, probablemente deban seleccionar por necesidad inmediata y no pensando en el largo plazo. Hace casi doce meses, CeeDee Lamb cayó en sus brazos de manera inesperada y no hubo manera de resistirse, pero no vemos escenarios en que esta historia se repita.
With the 17th pick in the 2020 #NFLDraft, the #DallasCowboys select WR @_ceedeethree from @OU_Football! 🌟 #CowboysDraft
— Dallas Cowboys (@dallascowboys) April 24, 2020
⁰@millerlite | #ItsMillerTime pic.twitter.com/alYibaCZXI
Para el draft de 2021, Dallas cuenta con un pick dentro del top 10 de cada ronda y está en camino a recibir varios compensatorios que le darían un gran capital, lo que sería más que suficiente para acertar en las selecciones y moverse en el board de acuerdo a las necesidades y oportunidades que surjan. Lo que precisan es claro y está fundamentalmente en la defensiva.
Hay nombres interesantes en la posición de CB que pueden recibir el llamado del gigante de Texas, tales como Patrick Surtain II y Caleb Farley. Ambos cuentan con grandes chances de estar disponibles al momento en que le toque seleccionar a Jerry Jones y mejorarían instantáneamente la secundaria de este equipo. Probablemente también tengan disponible a los LBs Micah Parsons y Jeremiah Owusu-Koramoah, dos que potenciarían completamente el centro de esa unidad junto a Vander Esch.
Por último, pero no por eso menos interesante, la incógnita que ronda la situación de Dak y de acuerdo a cómo esté la misma el 29 de abril próximo, los Cowboys están en una posición bastante buena para seleccionar a un QB. No los de primera línea pero sí quizás algún joven con potencial. Claro está, todo dependerá de que haya un acuerdo, o no, con Prescott.
Co-Founder de No Huddle. Editor, redactor y conductor de los distintos productos del medio. Sigue la NFL desde 2012 y la cubre desde 2020. Especialista en Dallas Cowboys.