El Red River Showdown de 2024 no solo marcó el regreso de Quinn Ewers como mariscal de campo titular de los Texas Longhorns, sino también una dominante victoria por 34-3 sobre su eterno rival, los Oklahoma Sooners. Con Ewers de vuelta tras una lesión abdominal, Texas reafirmó su dominio no solo sobre Oklahoma, sino también en la Southeastern Conference (SEC), consolidándose como uno de los equipos más completos en el College Football. La victoria, marcada por la aplastante actuación defensiva de Texas y la habilidad de su ofensiva para superar un inicio lento, abre la puerta a una pregunta inevitable: ¿son los Longhorns favoritos para el campeonato esta temporada?
El regreso de Quinn Ewers no fue exactamente el cuento de hadas esperado en los primeros minutos del partido. En su primer pase, Ewers lanzó una intercepción que dio a Oklahoma una excelente posición en el campo, lo que resultó en un gol de campo tempranero para los Sooners. Sin embargo, a pesar del comienzo accidentado, Ewers demostró su capacidad de recuperación y liderazgo al completar 20 de sus 29 pases para 199 yardas y un touchdown.
Ewers, que se perdió varios partidos por una lesión abdominal, volvió a mostrar el talento que lo había colocado como uno de los mejores prospectos del fútbol universitario. Aunque el inicio fue lento, la ofensiva de Texas comenzó a funcionar en el segundo cuarto, y Ewers lideró a su equipo con calma, especialmente en situaciones clave.
A medida que avanzaba el partido, se pudo ver cómo la confianza del mariscal de los Longhorns crecía, ayudando a Texas a mantener un ritmo ofensivo constante que dejó a la defensa de Oklahoma sin respuestas. A pesar de que no fue su mejor actuación, lo más importante fue que Ewers mostró capacidad para superar la adversidad, algo vital cuando Texas enfrente a rivales más fuertes, como Georgia, en los próximos encuentros.
Mientras que Ewers acaparó los titulares por su regreso, fue la defensa de Texas la que realmente robó el espectáculo. Los Longhorns limitaron a Oklahoma a solo 225 yardas totales y, lo más notable, no permitieron que los Sooners anotaran un solo touchdown. El mariscal de campo novato de Oklahoma, Michael Hawkins Jr., nunca logró encontrar su ritmo, siendo capturado cinco veces y constantemente presionado por la defensa agresiva de Texas.
El líder defensivo fue el linebacker Anthony Hill Jr., quien registró 11 tacleadas, siete de ellas en solitario, y lideró un esfuerzo colectivo que ha sido la marca distintiva de la defensa de Texas durante toda la temporada. Con solo tres puntos permitidos a los Sooners, esta unidad defensiva está demostrando ser una de las mejores del país, manteniendo a cuatro de sus seis oponentes por debajo de los 10 puntos.
The river runs Burnt Orange 🤘 pic.twitter.com/e1keTv250B
— Texas Football (@TexasFootball) October 15, 2024
La capacidad de la defensa de Texas para realizar jugadas clave en momentos importantes, como forzar dos balones sueltos en los últimos minutos del primer tiempo, fue esencial para que los Longhorns tomaran una cómoda ventaja antes del descanso. Silas Bolden, con su recuperación de fumble para touchdown, fue otro ejemplo del esfuerzo colectivo que caracteriza a esta unidad defensiva, una que juega con confianza y unidad.
Bajo la dirección de Steve Sarkisian, los Longhorns han dejado de ser un equipo lleno de promesas incumplidas para convertirse en uno de los programas más sólidos y peligrosos del fútbol universitario. Sarkisian, quien llegó a Texas con la reputación de ser un genio ofensivo, ha construido un equipo que no solo es explosivo en ataque, sino también implacable en defensa. Como resultado, Texas está demostrando estar más que listo para competir en la SEC, y su victoria sobre Oklahoma solo refuerza esa narrativa.
Uno de los aspectos más notables de la cultura que Sarkisian está implementando es la resiliencia y el enfoque de "no bajar la guardia". A pesar del dominio que mostraron en la segunda mitad contra los Sooners, el mensaje del entrenador fue claro: aún queda mucho por hacer. "Nuestra mejor versión aún está por venir", dijo el safety Michael Taaffe, recalcando el compromiso de Texas de no conformarse con los éxitos actuales.
Con un récord de 6-0 y habiendo superado pruebas importantes como su enfrentamiento con Michigan a principios de la temporada, los Longhorns se perfilan como serios contendientes para el College Football Playoff. Sin embargo, su verdadero reto llegará en los próximos partidos, empezando con el partido contra los Georgia Bulldogs, otro de los equipos más fuertes del país.
Texas no solo está demostrando estar a la altura de la competencia en la SEC, sino que también está mostrado una profundidad en su plantilla que pocos equipos pueden igualar. El entrenador Sarkisian destacó que, a menudo, es difícil distinguir entre sus titulares y suplentes, lo que les da una ventaja en términos de frescura y rotación de jugadores.
A medida que la temporada avanza hacia su segunda mitad, Texas tiene la oportunidad de consolidarse aún más como uno de los favoritos para el campeonato. Si Ewers puede seguir mejorando tras su regreso, y la defensa mantiene su nivel, los Longhorns no solo estarán en la conversación para los playoffs, sino que tendrán serias posibilidades de levantar el trofeo.
Lic. en Relaciones Internacionales. Redactor y columnista para varios medios. Apasionado de la NFL y del College Football. Editor en No Huddle a partir de 2024.