Los Dallas Cowboys es una de las franquicias más populares y tradicionales de la NFL. Tras una exitosa década de los ´70 que dejaría dos trofeos Vince Lombardi en las vitrinas, el equipo sufrió una importante sequía deportiva y económica en los años ´80. En 1989 llegó a Dallas un hombre que rejuvenecería al ya bautizado "America´s Team": el magnate petrolero de Arkansas, Mr. Jerry Jones. Desde su arribo, este empresario nacido en Los Ángeles se propuso lavarle completamente la cara a un equipo que había perdido completamente el rumbo y ser el principal rival del demoledor San Francisco de los ´80.
La tarea no fue sencilla y llevó un tiempo de adaptación. Pero el resultado fue más que provechoso para Dallas: coronar con tres Super Bowls una de las eras más exitosas de su historia; y al mismo tiempo protagonizar una de las rivalidades más encarnizadas de la liga en una época donde, por ejemplo, la NBA veía pasar la carrera de Michael Jordan frente a sus ojos.
El 28 de enero de 1989, los San Francisco 49ers de Joe Montana y Jerry Rice destrozaban a Denver en el Super Bowl XXIV. Esa misma temporada, en Dallas fue otra la suerte: récord de 3-13 y afuera de playoffs.
El 25 de febrero de ese mismo año, un multimillonario oriundo de California llamado Jerry Jones adquirió a los Dallas Cowboys por US$140 millones. Así, terminaba la pésima administración de H.R. "Bum" Bright, que había cosechado tres temporadas con más derrotas que victorias en sólo cuatro años desde su llegada en 1984.
Con la llegada del nuevo dueño, también se terminó con lo que hasta ese momento era toda una institución en la franquicia: el entrenador Tom Landry, el único en head coach del equipo desde que se fundó la franquicia en 1960 y que cosechó dos Super Bowls en 1971 y 1977. Su reemplazante fue Jimmy Johnson, entrenador de los Miami Hurricanes de ese momento y ex compañero de Jones de sus tiempos en la universidad de Arkansas.
Tras aquella desastrosa temporada del equipo texano, el pick número 1 del draft era una de las pocas certezas de cara al futuro. La franquicia optó por seleccionar a Troy Aikman, un prolífico mariscal de campo californiano procedente de los Bruins de UCLA. Con él, el mojón de una reconstrucción exitosa estaba puesto.
Toda esta revolución sucitada en los pasillos del por entonces llamado Texas Stadium tenía un solo objetivo final: disputarle el cetro de mejor equipo de la NFL de esa década a San Francisco, que fue cuatro veces campeón del Super Bowl y cobijó a una de las mejores duplas ofensivas de la historia, en una de las zonas que había logrado superar la crisis económica de los años '80 gracias al boom de la informática. Desde la tradicional Dallas, que había sufrido un impacto social muy fuerte, esa proeza de volver a ser el "America´s Team" era casi una utopía.
Esa dinámica renovadora se vio seriamente amenazada al principio. La temporada de 1989 terminó con un desastroso récord de 1-15, incluyendo tres partidos en los que el equipo no anotó puntos. A mitad de esa temporada también se produjo uno de los trades más grandes de la historia: el 12 de octubre de ese año los Dallas Cowboys intercambiaban a Herschel Walker, el líder ofensivo de ese equipo hasta entonces (en 1987 lideró al equipo tanto en yardas terrestres como aéreas) con los Minnesota Vikings a cambio de un paquete que incluía cuatro jugadores (los linebackers Jesse Solomon y David Howard; el esquinero Issiac Holt; y el ala defensiva Alex Stewart), y ocho picks de draft, incluyendo una primera y una segunda ronda en 1990.
De ese Draft de 1990 emergió la figura de otra leyenda de la franquicia: con el pick 17 los Dallas Cowboys seleccionaron a Emmitt Smith, uno de los mejores corredores de la historia de la Universidad de Florida. De esta manera, el tándem conocido como "The Triplets" terminaba de formarse: Smith, Aikman y un ya experimentado Michael Irvin coincidieron por primera vez en el football profesional. Sin embargo, los resultados deportivos siguieron siendo mediocres: marca de siete victorias y nueve derrotas, con un Aikman que terminó lesionado y siendo reemplazado por Babe Laufenberg.
En la temporada 1991, las cosas fueron un poco mejor. El récord de 11 victorias y 5 derrotas le permitió acceder a la postemporada, donde en la ronda divisional fue apabullado por los Detroit Lions por 38-6. El equipo dio un paso enorme ofensivamente hablando (siendo séptima en puntos y novena en yardas), pero la defensiva todavía tenía un rendimiento mediocre y fue la N°17 en el ránking. Esa unidad todavía necesitaba ser mejor y estar a la altura de lo que daba el ataque.
La solución a ese problema de la defensiva vendría ni más ni menos que de la exitosa Costa Oeste: Charles Haley llegaría a Dallas como agente libre tras una brillante tarea como ala defensiva en San Francisco, que en sus seis temporadas anteriores no registró menos de seis capturas en cada una de ellas y ganó un par de Super Bowls.
El impacto fue más que inmediato y los Cowboys se convirtieron en la mejor defensiva en yardas de la liga en 1992. En esa temporada, el equipo de la Estrella Solitaria tuvo un récord de 13-3 para acceder como campeón divisional a los playoffs. Tras derrotar a los Philadelphia Eagles en la Ronda Divisional, el campeonato de la Conferencia Nacional se ponía en juego frente a los San Francisco 49ers de un ya asentado Steve Young. En un encuentro jugado en un Candlestick Park anegado, los Cowboys se impusieron 30 a 20. Con el vestuario pletórico, Jimmy Johnson gritaba la famosa frase "How ´bout them Cowboys" a los cuatro vientos. Una apabullante victoria frente a otra de las dinastías de la época, los Buffalo Bills de Jim Kelly por 52 a 17 le dio al equipo del estado de Texas su tercer trofeo Vince Lombardi. Los años de sudor y sufrimiento empezaron a rendir sus frutos en la ciudad sureña.
Esos reflectores que se habían posado sobre los nuevos campeones de la NFL no fueron impedimento para que repitieran la fómula del éxito al año siguiente. Tras un comienzo algo dubitativo con dos derrotas, la escuadra vaquera alcanzó las 12 victorias y sólo sumó 4 derrotas en 1993. En los playoffs la fórmula fue extrañamente muy similar a la del año anterior: tras vencer a los Green Bay Packers, derrotaron nuevamente a San Francisco (esta vez en el Texas Stadium) por 38-21 y se clasificaron para jugar el Super Bowl nuevamente contra los Buffallo Bills. En Atlanta, el equipo venció por 30 a 13 y se quedó con la edición XXVIII. Sin embargo, en las oficinas la relación entre Jerry Jones y Jimmy Johnson estaba muy deteriorada, y en marzo de 1994 el entrenador renunció a su cargo luego de que el dueño del equipo declarara que "con ese equipo, cualquier entrenador hubiera conducido a Dallas a ganar el Super Bowl".
De esta manera, y con la gloria como última memoria, se terminaba el ciclo del ex head coach de los Miami Hurricanes Jimmy Johnson.
Jerry Jones no perdió el tiempo en lamentos y se movió ágilmente: el nuevo entrenador del equipo sería Barry Switzer, que traía una vasta experiencia en el fútbol universitario (más precisamente en los Oklahoma Sooners) pero que no tenía experiencia a nivel profesional, además de que estuvo sin trabajo desde el año 1988.
A pesar de este fuerte golpe de timón, la tónica ganadora no cambió y el equipo volvió a repetir el balance de 12-4 en 1994. En la final de conferencia, el clásico de la década fue reeditado por tercera vez consecutiva. Esta vez, Dallas sucumbió 38 a 28 en Candlestick Park ante San Francisco. El partido no estuvo exento de polémicas: en una de las últimas jugadas del partido, Deion Sanders impidió que Troy Aikman completara un pase profundo a Michael Irvin, quien luego reclamó una interferencia defensiva que no fue pitada. Así, el sueño de ser tricampeón de la liga llegó a su fin.
Pero todos los resquemores llegaron a su fin cuando para la temporada de 1995, el mismo Deion Sanders llegó como agente libre a Dallas por un contrato de 35 millones de dólares (con 12,999 millones garantizados, porque Jerry Jones era muy supersticioso y no se atrevía a firmar por 13). Así, Prime Time se unía a la constelación que eran los Dallas Cowboys habiendo incluso rechazado ofertas mayores de equipos como los Oakland Raiders.
Con varios otros contratos próximos a expirar, la presión por ganar era bastante grande y el equipo respondió muy bien a ella. En la temporada de 1995, los Cowboys repetieron el récord de los dos años anteriores y accedieron a jugar su tercer Super Bowl de la década. La victoria por 27 a 17 frente a los Pittsburgh Steelers (como en los viejos '70s) le permitió a Dallas obtener su quinto y último trofeo Vince Lombardi.
Luego de la victoria en el Super Bowl XXX, el equipo fue un mar de problemas. Para la temporada de 1996, Jerry Jones eligió preparar un muy jugoso contrato a Emmitt Smith por 48 millones de dólares, pero para eso tuvo que dejar ir a jugadores de la talla de Russell Maryland.
Por otra parte, los problemas extradeportivos comenzaron a florecer. En enero de 1997, previo a un partido frente a los Carolina Panthers, Michael Irvin fue inculpado de haber abusado sexualmente de una cheerleader del equipo, acusación que luegó se comprobó como falsa. Ese mismo año, Barry Switzer fue arrestado en el Aeropuerto de Fort Worth por llevar un revólver calibre 38 en su equipaje. El entrenador alegó que la habían puesto unos niños que habían estado en su casa de Dallas, pero ese intento de defensa no fue suficiente para evitar que tuviera que dejar su cargo.
Con esta mezcla de sucesos repentinos, la era de los Dallas Cowboys parecía haber quedado en el pasado, y a día de hoy las estadísticas explican buena parte de esa realidad: en 25 años desde su último Super Bowl ganado, sólo en ocho ha alcanzado 10 o más victorias.
Así se cierra esta historia sobre los Dallas Cowboys de los años 90. Un equipo que pareció estar más atado a los caprichos de su dueño que a un proyecto sostenido a largo plazo, pero que sin embargo han dado como resultado tres anillos de Super Bowl en muy poco tiempo y el "premio" económico de ser, a día de hoy, la franquicia deportiva mejor valuada del mundo.
Graduado en Comunicación Social. Cubre la NFL desde 2017. Redactor de contenidos y community manager de No Huddle.