“I have to thank, honestly, Alex Smith, because at that moment when you're sitting there and you have an injury like that or you come out of surgery, to see somebody who's already done it and did it actually in worse circumstances, that allowed my mind just to go to straight, 'Hey, I can do this. I'm going to beat this. It's just a matter of time.”
La frase pertenece nada más ni nada menos que al mismísimo Dak Prescott, alguien que conoce muy bien sus alcances y limitaciones en la cancha y que aún siente en carne propia las consecuencias de las dos cirugías de tobillo que redujeron sensiblemente su participación en la ofensiva cowboy. Y como bien dice el QB de los dirigidos por Mike McCarthy, sólo se trata de una cuestión de tiempo: un tiempo que muchas organizaciones buscaron en esta offseason para evaluar si sus quarterbacks podrán estar a la altura de las circunstancias de cara a la próxima temporada.
"I have to thank Alex Smith..."@Dak speaks to how Alex Smith's recovery inspired his own 💪 pic.twitter.com/zBlItFY6ex
— NFL Network (@nflnetwork) March 10, 2021
Más allá de las discusiones planteadas sobre si son justas o no las cifras que van a engordar las cuentas del timonel de los Cowboys, en este juego de expectativas las apuestas a futuro tienen un lugar especial. Si el excéntrico Jerry Jones puso todas sus fichas en el bueno de Dak allá lejos en el draft del 2016 y las vuelve a bajar en este 2021 (lesiones e incertidumbre mediante), la misma sintonía parece imperar en otras franquicias que esperan con ansias la recuperación de sus luminarias.
Aunque suene a verdad de perogrullo, nada es casualidad y menos en la NFL. El hecho puntual de que Prescott haya invocado al desafortunado Smith (cuya carrera casi se trunca tras aquella lesión del 2018) habla a las claras de que su plan es volver y ser aun mejor, siempre y cuando la gerencia ayude en el armado de cada línea.
En este sentido, se sabe que Dak irá por más y todas las miradas apuntan ahora a una organización que, bajo presión, deberá trabajar y mucho en mejorar la línea defensiva y ampliar un roster demasiado corto. El riesgo mayor es emular por completo a Smith, cuyo milagroso regreso apenas alcanzó para llevarse el 2020 NFL Comeback Player of the Year, un gesto menor si tenemos en cuenta que en Washington lo que reinó en los últimos tiempos fue la desconfianza. Y el final anunciado, corte mediante, fue prácticamente un arreglo entre partes: el QB dejará la ciudad capital sin pena ni gloria, con 168 pases completos en 252 intentos, seis touchdowns y ocho intercepciones. Estadísticas que no dicen mucho y son un verdadero lastre en un mercado ávido de números fuertes.
Mientras tanto, en la AFC Norte, los Bengals también esperan por el faro que los guíe en medio de las tinieblas: Joe Burrow demostró en el 2020 que cumplió y con creces el desafío que implicaba adueñarse de un puesto demasiado esquivo. En su temporada de novato, alcanzó un porcentaje de 65,3% en pases completos, sumando 13 anotaciones y apenas cinco intercepciones, guarismos muy positivos para alguien que ya dejó de ser una simple promesa.
Sin embargo, la dura lesión que sufrió Burrow en noviembre del año pasado ante Washington fue un baldazo de agua fría para todo Cincy, que empezaba a entusiasmarse con alcanzar nuevamente la postemporada. Así y todo, por primera vez, el futuro no asoma desolador para la ciudad norteña, que ya está craneando el 2021 en torno a su diamante en bruto.
Como desafío, la gerencia de los Bengals tendrá que buscar las piezas necesarias para que Burrow se sienta lo más cómodo posible, incluso después de una lesión que, sin dudas, impactará en sus primeros movimientos y pondrá en juego su propia seguridad como QB. El objetivo está más que claro y así lo dejó entrever el director de personal de jugadores de Cincinnati, Duke Tobin, quien aseguró que harán todo lo posible para construir el equipo a su alrededor.
Una de las principales ventajas de Cincy para llevar adelante su cometido es contar con un buen margen en materia de espacio salarial: más de 41 millones aseguran cierta flexibilidad para manejarse en la agencia libre, en donde los nombres de AJ Green, William Jackson, Geno Atkins aún son motivo de incertidumbre y el de Carl Lawson ya es historia (acordó su llegada a los Jets por tres años y 45 millones). En cuanto al draft en sí, con un quinto pick para nada despreciable, las miradas apuntan a un OT o a un WR y el abanico es amplísimo: para el primero de los puestos, Penei Sewell (Oregon) y Rashawn Slater (Northwestern) son fija y en lo que respecta a los WRs, Ja'Marr Chase y Terrace Marshall Jr. (LSU) pican con fuerza e incluso podrían ser un guiño cómplice a Burrow y a su pasado más cercano.
Por el momento, el primer paso en esta offseason fue llegar a un acuerdo con Brandon Allen (quien desde el banco se transformó en un backup decente para el ex LSU) y sumar al DE Trey Hendrickson, que promedió 13.5 sacks en el 2020 para los Saints. También llegó en las últimas horas el CB Chidobe Awuzie, con un contrato por tres años. Suena a poco, sí, pero en el norte son conscientes de que todavía queda tiempo para sumar fuerzas y tener al 100% a su quarterback del futuro, el mismo que sigue trabajando en una recuperación exitosa y sabe que, si hay un momento para despegar, es ahora o nunca.
Periodista y CM en prensa gráfica y radio. Cubre la NFL en No Huddle desde el 2021 y es parte de los equipos de redacción y Redes Sociales.