Hall of Very Good: Mike Alstott

10 de Junio de 2021
Alstott jugó toda su carrera para los Bucs. / Foto: Tampa Bay Buccanneers

En esta sección nos toca rendirle homenaje a aquellos jugadores que no lograron ingresar al salón de la fama, pero que tuvieron una distinguida carrera en la liga y cuya historia vale la pena repasar. En esta oportunidad visitaremos el caso de Mike Alstott, fullback de los Tampa Bay Buccaneers en la década de los 90s y 00s, que supo tener unas características físicas y deportivas que lo distinguieron de todos los jugadores de su posición en aquella época.

Rich McKay y Tony Dungy se agarraban la cabeza. No lo podían creer. El novel head coach y el general manager, que venía de dos temporadas perdedoras, empezaban a revolear papeles. Tenían el pick 35, bien alto en la segunda ronda, y ya tenían al jugador que querían. Leeland McElroy era un eléctrico corredor y retornador de los Aggies de Texas A&M, que venía de un año estelar y estaba sentado ahí, en el Paramount Theatre, viendo cómo caía en el draft por algunas lesiones que lo habían complicado en su último año. 

McKay y Dungy estaban dispuestos a dejar pasar esas lesiones y tomarlo. Pero los Cardinals de Vince Tobin se lo llevaron en el pick 32, para complementar a Boomer Esiason, en la que sería su única temporada en el desierto. Pero eso es harina de otro costal… cuando Arizona hizo su pick, y después de algunos gestos de desesperanza entre HC y GM, empezaron a mirar otros prospectos.

A pesar de no ser del mismo estilo de McElroy, el siguiente corredor en el draft board era un muchacho de Purdue, más tirando a un Norte-Sur, que no iba a aportar tanto en equipos especiales. Pero era la alternativa más potable. Y así Tampa eligió al RB de Purdue en la segunda ronda, en el pick 35.

¿Quién era Mike Alstott?

Nacido en Illinois, el producto de Purdue fue MVP de su equipo en tres temporadas consecutivas, anotando más de 10 touchdowns en cada una de ellas. Sus 39 touchdowns en college fueron récord del equipo por más de 10 años, al terminar la universidad era el líder en yardas totales (3.635) y en una temporada (1.436 en 1995)

¿Y cómo jugaba?

Mike Alstott fue, probablemente, el último de los fullbacks a la vieja usanza. Heredero de glorias como Jim Brown, Jim Taylor o Larry Csonka, era un FB no sólo capaz de bloquear para abrirle camino a Warrick Dunn (su primer gran compañero de posición),  o a Michael Pittman, el RB con el que se consagró campeón en aquélla noche de 2003 en San Diego, sino que además también podía correr él con el balón para ganar esas yardas duras que tan bien le sentaban al Bucball que usó Tony Dungy (pocos puntos, defensa asfixiante y ataque cumplidor) en sus años en Florida.

Se decía que se entrenaba en su casa, cargando bañeras vacías en la espalda para hacer sprints de 40 yardas, lo que le valió el apodo de “Bathtub Mike”. Pero el otro gran apodo que le quedó fue el de “A-Train”. Y es que básicamente el tipo era un tren, capaz de arrollar safeties y cornerbacks en campo abierto, como de correr varias yardas con uno o dos defensivos colgados a la espalda, o evitar que los tackles lo tiren apoyando una mano en el suelo y bajando el centro de gravedad para seguir yendo hacia adelante. Si se mira un video de Mike Alstott, como el de acá abajo, se notará lo difícil que era bajarlo.

Jugó para los Bucs toda su carrera (11 años), además del ya mencionado anillo de campeón, fue elegido seis veces consecutivas al Pro Bowl y tres veces All-Pro. Sus 71 touchdowns (58 de carrera y 13 de recepción) aún son récord para la franquicia. Algo muy remarcable para un jugador que nunca fue el corredor principal del equipo. Se retiró en enero de 2008, después de pasarse todo el 2007 en la IR por una lesión en el cuello. Actualmente se dedica a entrenar equipos juveniles y tiene un hijo, Griffin, que es QB suplente en la Universidad de Western Michigan.

¿Por qué no está en el Hall of Fame?

Analicemos el contexto. Es un jugador que llegó 20 años tarde a la liga. Si hubiera jugado en los 60´, su ambivalencia (un fullback capaz de correr además de bloquear) le hubiera ganado mayores simpatías dentro del comité de selección. Pero cuando él llegó, el paradigma había cambiado y los FB se dedicaban a bloquear más que a correr. De hecho, la NFL recién separó a los fullbacks de los running backs en 1995 como categoría para el Pro Bowl.

Mike Alstott era muy corredor para ser un fullback moderno y no corría lo suficiente para ser un RB clásico. Más allá de haber llegado a varios Pro Bowl, nunca tuvo la capacidad de bloquear que tuvieron otros jugadores como Lorenzo Neal, quien quizás sea el paradigma del fullback de estos tiempos, bloqueando para esa bestia que fue LaDainian Tomlinson.

Estuvo en la lista preliminar la clase del 2021, pero no superó el corte. Ojalá el comité haga justicia y se le dé a Alstott el lugar que merece en Canton, Ohio.


Cristian Barreto

Cristian Barreto

Conocido principalmente por trolear el podcast de No Huddle y su gran admiración por Tom Brady, desde antes de que jugara en su amado Tampa. Viviendo en un sueño enorme desde marzo de 2020, Super Bowl LV de por medio. Periodista amateur sin título ni estudios, intentando convencer al resto del mundo de que está capacitado para más. Colaborador.