La llegada de un nuevo milenio sin dudas trajo grandes cambios en todo el mundo. En la NFL, los años 2000 trajeron consigo una de las mejores dinastías de la era moderna, la dinastía de los New England Patriots. De la mano de Bill Belichick y Tom Brady, el conjunto de Massachusetts consiguió grandes resultados que cambiaron para siempre la historia de la franquicia.
La NFL ha tenido a lo largo de su historia grandes equipos, grandes eras, grandes jugadores. Sin embargo, no es algo normal ver a un equipo tener un éxito sostenido por casi 20 años. Eso fue lo que logró New England, mantenerse arriba por casi dos décadas, algo único y quizas irrepetible.
No hay dudas de que Robert Kraft fue el artífice, el arquitecto de uno de los mejores y más ganadores equipos de la historia de la liga. Desde su llegada en 1994, el millonario trajo nuevos aires a la ciudad de Boston, una ciudad con mentalidad ganadora. Acá, en No Huddle te traemos el repaso de lo que fueron los años dorados de los New England Patriots.
Tras el despido de Pete Carroll como HC después de una mala temporada 1999, en la que New England comenzó con un record de 6-2 pero perdió seis de ocho juegos finales y terminó con un récord de 8-8 fuera de los playoffs, Robert Kraft decidió apostar por el discípulo de Bill Parcells: Bill Belichick.
Belichick ya había tenido una breve etapa en los Patriots cuando fué asistente de HC y entrenador de defensive backs en el año 1996. Ahora le tocaba llegar al conjunto de Boston como Head Coach. Si bien en su primera temporada a cargo del equipo terminó con un récord de 5-11, ese año trajo una sorpresa impensada en el puesto 199 del draft. La cara más visible y reconocible de Foxborough en estos tiempos: Tom Brady fue seleccionado en la sexta ronda, y la historia de la franquicia cambió para siempre.
La llegada del quarterback egresado de la universidad de Michigan cambió por completo la historia de los Patriots. Si bien el joven mariscal de campo llegó para ser el backup del gran Drew Bledsoe, quien fue elegido en la priemra selección global del NFL Draft de 1993, el destino tenía preparada otra cosa.
En la primera temporada de Brady como titular, tras la lesión de Drew Bledsoe, New England terminó con un récord 11-5 y la adjudicación del Super Bowl XXXVI ante St.Louis Rams. Pero eso era solo el comienzo. Ese fue el primero de los seis anillos y el primero de una etapa en la que los Patriots consiguieron tres Super Bowls en un lapso de cuatro años: SB XXXVIII ante Carolina Panthers y SB XXXIX contra Philadelphia Eagles.
De la mano de un QB de sexta ronda, los conducidos por Bill Belichick lograron hilvanar victorias, logros y grandes hazañas hasta llegar a convertirse en una de las franquicias más ganadoras de la liga, y una de las dinastías más increíbles y únicas jamás antes vista.
Es cierto que Tom Brady es el rostro del éxito de los Patriots, sin embargo no es el único artífice de los años más gloriosos de la franquicia. Hay otros actores que fueron fundamentales para alcanzar un éxito sostenido durante dos décadas. La historia de New England sería muy distinta sin los goles de campo de Adam Vinatieri para vencer a Rams y Panthers, sin Malcolm Butler y su intercepción en la última jugada del Super Bowl XLIX.
Bill Belichick tuvo la capacidad de desarrollar y formar grandes talentos. No habría seis Vince Lombardi en Foxborough sin Julian Edelman, Rob Gronkowski, Matthew Slater, Stephon Gilmore, Vincent Wilfork, Dont'a Hightower y tantos otros grandísimos jugadores que dejaron todo para poner a la franquicia en lo más alto del podio.
En una dinastía de casi dos décadas es difícil determinar cuál fue el mejor momento. Sin embargo, existe una victoria que sin dudas representa lo que fueron los New England Patriots del 2000 a 2019, y es el triunfo ante Atlanta Falcons en el Super Bowl LI. Quizas sea de las vicotrias más mágicas de todos los tiempos. Lo que es seguro es que fue una verdadera empopeya.
Ese Super Bowl fue una de las mejores finales de la historia de la franquicia, de la historia de la NFL y un reflejo de lo que fueron los Patriots. Ese partido fue un ejemplo de resiliencia. Una verdadera hazaña para conseguir una remontada de antología y así lograr el quinto anillo con un triunfo en la prórroga por 31-28.
Otra vez la fortuna estaba del lado rojo y azul. Kyle Shanahan, coordinador ofensivo de Falcons, necesitaba solamente una yarda en tercera oportunidad para conseguir un primero y diez que prácticamente le daba el título. Pero decidieron lanzar el balón y Dont’a Hightower provocó el fumble de Matt Ryan. De la mano de Edelman los Patriots llevaron el juego a tiempo extra y ahí apareció James White para conseguir la anotación que le valió un nuevo anillo para la franquicia. Historia pura, algo mágico.
Toda dinastía llega a su final, y en el caso de New England no iba a ser la excepción. Pero qué mejor manera que culminar dos décadas de éxitos con un nuevo Super Bowl. Tom Brady levantó el sexto anillo, el sexto Vince Lombardi en su cuenta personal y el sexto trofeo para la franquicia. La temporada 2018/19 marcó el fin de una era, el fin de 20 años en los primeros planos, el fin de una de las mejores, sino la mejor, dinastías de la historia de la NFL.
New England es, sin dudas, el equipo más dominante de este siglo en la NFL. Robert Kraft, Bill Belichick, Tom Brady y muchos actores más son responsables de que hoy los Patriots sean una de las franquicias más ganadoras de la liga. La vara quedó altísima, y el solo paso del tiempo agigantará aún más los hitos conseguidos por los New England Patriots.
Sigue la NFL desde 2015. Redactor y analista de No Huddle desde 2023. Cubre NFL y College Football.
