En No Huddle continuamos con el pronóstico de la temporada 2020 de la NFL. La semana pasada, los redactores dieron su parecer sobre cual era la franquicia candidata a quedarse con la primera selección global del Draft, y durante las siguientes semanas el análisis se correrá a los equipos pretendientes y candidatos a ganar el Super Bowl a final de temporada.
Pero en esta ocasión, el ojo se pone sobre aquellos conjuntos que están más cerca de caer en una temporada para el olvido que de intentar llegar a la cita máxima del football americano. Con ustedes, los posibles "equipos bust" de la temporada.
El equipo dirigido por Mike Vrabel no solo no va a llegar a la final de la Conferencia Americana como el año pasado, sino que directamente no avanzarán a los playoffs y su récord será negativo. Mi principal razón va por el lado ofensivo: si bien los Titans renovaron a uno de los mejores corredores de la NFL en Derrick Henry, no confío para nada en su ataque aéreo. Tiene muy pocas armas, sólo A.J Brown es un buen receptor y su mariscal de campo es muy intermitente. Esta escasez va a provocar que todas las defensas rivales se formen cerca de la caja y le impidan a Henry ejecutar jugadas grandes. La defensiva es buena pero necesita de un buen ataque para poder establecerse, y justamente es lo que falta. Veremos un equipo que vuelva con la cabeza gacha al final de la temporada.
Los Packers estuvieron a un partido del Súper Bowl la temporada pasada, pero pese a esto no potenciaron sus posibilidades, sino que pensaron más en el futuro. Y considerando que la campaña pasada su récord fue más mentiroso de lo que se vio, esta será una campaña donde la verdad se verá reflejada quedando fuera de los playoffs.
Los Browns vuelven a estar bajo los reflectores para el año 2020. Kevin Stefanski es el nuevo entrenador en jefe de la franquicia, y si bien creo que es un paso en la dirección correcta, la falta de entrenamientos durante la offseason sin dudas influirá en los resultados que pueda obtener Cleveland.
El conjunto de Ohio no está lejos de convertirse en un equipo habitual de los playoffs, teniendo en cuenta más que nada el talento que tiene este roster y la ampliación de los mismos a partir de esta temporada, pero no está listo para ser contendiente, y son varios los pasos que tendrá que dar si quiere llegar a ese punto.
Luego de la llegada de Tom Brady, se espera que la ofensiva de Tampa adquiera esa constancia y regularidad que no le pudo dar Winston. Pero a su vez, van a perder la explosividad y el dinamismo que aportaba el producto de Florida State. En los Patriots, Brady tenía un equipo y un sistema armado a su gusto, donde buscaban que se sienta lo más cómodo posible. Llegando a un equipo nuevo, a un sistema nuevo, el impacto del cambio va a ser muy grande.
Otro factor por el que muchos esperan que los Buccaneers se conviertan en los Patriots es por la vuelta del mejor amigo dentro de una cancha que tuvo Brady, el ala cerrada Rob Gronkowski. Luego de anunciar su retiro del football cuando finalizó la temporada 2019, decidió volver este año y jugar con quien fue su socio a lo largo de sus años en New England. Es una gran incógnita el estado físico del jugador, quien se retiró luego de haber tenido una carrera plagada de lesiones, y puede llegar a ser un problema si la ofensiva de Tampa decide centrar su juego en Gronk, dejando de lado a jugadores como OJ Howard, Mike Evans o Chris Goodwin.
Muchas incógnitas, pocas certezas. Mucho hype, pero la NFC Sur sigue siendo la división más competitiva de toda la NFL. Seguidores de Tampa Bay, este no es el año.
Minnesota fue posiblemente uno de los mejores equipos en el draft, pero en agencia libre perdieron muchos veteranos, y esta es una temporada donde la experiencia puede ser importante para compensar un training camp fuertemente condicionado por el coronavirus. El entrenador Mike Zimmer deberá encontrar rápidamente respuestas en una defensa muy diezmada respecto del último año con la salida de 3 CBs importantes (Trae Waynes, Xavier Rhodes y Mackensie Alexander), dos jugadores de la línea (Linval Joseph y Everson Griffen) y con el condimento adicional que el refuerzo Michael Pierce decidió no jugar por razones de salud. En ofensiva, la salida de Steffon Diggs es significativa, pero los Vikings cuentan con que el rookie Justin Jefferson pueda ocupar un lugar importante.
En una división donde los Packers parecieran estar un pie por delante del resto, el segundo lugar a playoffs puede estar más disputado de lo que uno imagina.
Finalistas de la conferencia nacional el año pasado, quedaron a un paso del Super Bowl, pero parece que toda la temporada baja el equipo de los “cabezas de queso” se armó para iniciar la transición de un cambio de mando. La sorpresiva llegada de Jordan Love, la falta de incorporación de armas ofensivas y el nuevo coach del año pasado son indicadores de que se viene el volantazo. Los Packers tienen todo listo para tener un mal año, puede ser que Rodgers saque los últimos trucos de la manga, tal vez se adapte a las nuevas circunstancias y lleve a su equipo a la postemporada, pero claramente también puede pasar lo contrario, y 2020 será quizás recordado luego como el año del recambio en Green Bay.
En 2019, la NFC Norte fue una pelea constante entre los Packers y los Vikings, donde los primeros salieron victoriosos, pero los segundos entraron igualmente a playoffs por sus buenos rendimientos. Este año, la cosa va a ser bien distinta. Minnesota perdió a su mejor receptor en Stefon Diggs, a su coordinador ofensivo Kevin Stefanski y a todos sus CBs titulares.
Si bien el equipo sigue teniendo una buena defensa y un gran corredor, la falta de línea ofensiva, y el poco trabajo que se pudo hacer en la offseason, hacen a estos Vikings unos candidatos firmes a tener un año regresivo, aunque tampoco son muchas las partes que les faltan para volver a competir en una NFC Norte que no tiene un claro desafiante para Green Bay.
Los Dolphins están sentando las bases para el futuro: fue una de las franquicias que más se movió en la agencia libre y de las que más capital de draft acumuló. Aún cuando la gerencia general y el coach Brian Flores están demostrando seriedad y buenas decisiones deportivas a nivel de roster, es muy pronto para prever que Miami sea un equipo para competir en la temporada 2020, como varios lo aseguran.
Empezando por su QB de futuro, aunque los reportes médicos de Tua son alentadores, no debemos olvidar que viene de una lesión fuerte, y los Dolphins no van a arriesgar poniéndolo a jugar este año. Sin Tagovailoa, Miami será un equipo luchador, pero tampoco se puede aspirar a llegar lejos con Ryan Fitzpatrick en los controles.
Si bien es cierto que se han reforzado de la manera adecuada y su defensa se ve bastante peligrosa, este año todavía serán un equipo en reconstrucción con jóvenes que aún tienen que desarrollar algunas habilidades para el nivel profesional. No hay nada mejor que aprender en el campo y si bien Ryan Fitzpatrick es un jugador inteligente, será cuestión de esperar unas semanas para ver a Tua sobre el emparrillado.
Puede que lleguen a hacer playoffs entrando en algún Wild Card (recordemos que este año serán tres por conferencia), pero todavía no parecen estar totalmente listos para pelear por la división.
Entiendo que traer al mariscal de campo más grande de todos los tiempos a comandar una ofensiva con un potencial increíble no debería ser causa justa para incluir a Tampa Bay como un bust, pero veamos el panorama más grande.
Con Brady llegan muchos cambios. Sí, han tenido su tiempo por separado para trabajar, pero no juntos como equipo, y sin partidos de pretemporada será difícil planchar las arrugas de un esquema nuevo para Tom. También hay que juzgar cuánto tendrá que aguantar el balón, estando detrás de una línea ofensiva mediocre y jugando en un esquema vertical que no favorece a un Brady al que le resulta difícil superar las 25 yardas por aire con su brazo.
La defensa de Tampa Bay ha retenido a sus piezas claves, pero en su calendario deberán enfrentar a varias de las ofensivas más fuertes de la liga, y no los veo sosteniendo la regularidad del fin de temporada pasada. Este es un equipo con techo alto, pero piso bajo.
Me es difícil imaginar a unos Texans que puedan repetir el 2019 que tuvieron, en donde llegaron hasta la final divisional, enfrentando a los Chiefs. He visto predicciones que lo ponen con un 8-8, 9-7 o hasta 10-6, y viendo el calendario y el equipo, veo solamente cuatro victorias posibles y algunos partidos divididos.
No solamente el equipo debe enfrentar dos veces a Colts y Titants, los dos contendientes a playoff esta temporada, sino que también a cinco franquicias que el año pasado llegaron a enero. Además de esto, no veo una mejora en el roster, mucho menos con la pérdida de DeAndre Hopkins. No se que tanto gustaron las decisiones del HC y GM Bill O'Brien en el vestuario, pero con un mal comienzo de temporada, los conflictos y el descontrol puede comenzar en el equipo.
Nota realizada por la redacción de No Huddle.